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martes, 3 de diciembre de 2013

Para que yo me llame Ángel González

Para que yo me llame Ángel González
para que mi ser pese sobre el suelo
fue necesario un ancho espacio 
y un largo tiempo
hombres de todo el mar y toda tierra
fértiles vientres de mujer y cuerpos
y más cuerpos fundiéndose incesantes
en otro cuerpo nuevo.
Solsticios y equinoccios alumbraron
con su cambiante luz, su vario cielo
el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos.
De su pasaje lento y doloroso
de su huida hasta el fin, sobreviviendo
naufragios, aferrándose
al último suspiro de los muertos
yo no soy más que el resultado, el fruto
lo que queda, podrido, entre los restos;
esto que veis aquí, tan sólo esto
un escombro tenaz, que se resiste
a su ruina, que lucha contra el viento,
que avanza por caminos que no llevan
a ningún sitio. El éxito
de todos los fracasos. La enloquecida
fuerza del desaliento.

Ángel González - Áspero mundo - 1956

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