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domingo, 8 de diciembre de 2013

El caballo de la calesita - fragmento

Os contaré una historia maravillosa y cierta.
Una tarde (el crepúsculo lentamente caía)
se me llenó la boca de soledad. Desierta
era mi sangre. Mi alma ni un pájaro tenía.
 
Caminaba. A lo lejos se oían los violines
que el crepúsculo toca para verme más triste.
Mi alma se vestía de lentos adoquines.
Mi alma en la soledad no se desviste.
 
Iba sin una luz, sin una rosa.
Sin un poco de mar, sin un amigo.
Me vio el caballo de la calesita, 
me vió tan solo que se fue conmigo.
 
Y ahora en mi corazón y desde entonces,
transitado de niños y de risas,
prisionero en mi música voltea,
gira el caballo de la calesita.
(Tiene el ojo pintado.
Su corazón es de madera limpia)
 
Juan Gelman

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