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Nos mudamos de espacio. Enlace permanente a nuestro espacio menor.

domingo, 29 de julio de 2012

¿Anacrónico?

Esta terrible tragedia, que es que se olviden de uno antes de uno olvidarse de quien lo está olvidando. Este desparejo tiempo en que se produce el desamor. Lo ideal sería que el desamor viniera al mismo tiempo. En el mismo momento en que una nube cruza por el sol, nos desenamoramos, doblamos en la próxima esquina y cada uno por su lado. Pero no sucede así. Y entonces a uno le toca perder, y hay que hacerlo con dignidad. Por eso conviene educar el corazón, para ser uno el primero que se desenamora.

La novela de un novelista


Preguntad a los niños y los pájaros cómo saben las cerezas. (Proverbio alemán)


Los niños encuentran siempre el mundo nuevo y jugoso. Para los viejos como yo se cae a pedazos de puro seco. ¿Quién tiene razón? Ellos; sin duda ellos. Todo pierde su valor con el tiempo, pero no es culpa de los manjares, sino de la boca y la lengua.

Adiós dulce infancia. Adiós adolescencia soñadora. Allá abajo me esperan la casa de huéspedes sórdida, la indiferencia desdeñosa, la hostilidad irracional, el placer sin alegría, el pecado, el remordimiento...
Ya la diligencia traspone la cima de la montaña; ya corre por las llanuras dilatadas de Castilla.
¡Adiós! ¡Adiós! Adán salió del Paraíso.

Armando Palacio Valdés

de Opio en las nubes


La noche está caliente. Parece como si estuviera en la mitad de una pistola ardiente, recién disparada. La noche huele a pólvora, a dinamita con flores y alcohol. Estoy perdido.

Rafael Chaparro

sábado, 28 de julio de 2012

"No creo que las márgenes de un río sufran por dejarlo correr..."

Yo solía pensar que era la persona más extraña en el mundo, pero luego pensé, hay mucha gente así en el mundo, tiene que haber alguien como yo, que se sienta bizarra y dañada de la misma forma en que yo me siento. Me la imagino, e imagino que ella también debe estar por ahí pensando en mí. Bueno, yo espero que si tu estás por ahí y lees esto sepas que, sí, es verdad, yo estoy aquí, soy tan extraña como tú.

Frida.

Ese otro camino

El único combate es el silencio de tu alma.
Estás atrapado en el más profundo de los calabozos. Ya no hay luz, ni esperanzas, ni ilusiones, te lo han quitado todo. Porque todo, todo, es nada.
Sólo queda esa oscura maravilla que nos vigila y nos espera. Ese otro camino. El final a tanta nada.

Silvana Moschen (Cerca, Rosario siempre estuvo cerca)

lunes, 23 de julio de 2012

Literatura

Los pies praguenses donde vivió Franz Kafka, y sus corbatas negras y sus sombreros y sus zapatos.
El pelo enjuto de James Joyce, cuya mano quemó Dublín.
Los amantes de Luis Cernuda, riéndose a sus espaldas.
La esposa de Shakespeare, vieja y adúltera.
Los ojos verdes y estrábicos de la enfermera jefe de la clínica en que murió Nietzsche.
La mano de mujer que cogió los botines de piqué de Ramón Valle-Inclán y los arrojó por la ventana.
La sífilis saltarina que Gustavo Adolfo Bécquer paseó por Madrid.
La sífilis idéntica pero paseada por París de Charles Baudelaire.
El padrenuestro que reza el fantasma de Rimbaud en una morgue de Marsella y Dios que se hace el sordo. El padrenuestro que reza Jorge Manrique antes de soltar la mano de su padre muerto.
La risa de Quevedo mientras evacúa en una esquina de Madrid, en tanto rebota el mundo en su vesícula como una piedra verde.
La madre con gota de Flaubert.
La autopsia de Larra, su joven cerebelo.
La carne de la máscara de Fernando Pessoa.
La foto del padre de Dostoievsky en la billetera de Lenin.
La cabeza muy grande de Rubén Darío, tan grande como su miedo.
Las sopas de ajo que marea todas las noches el Manco de Lepanto con la mano buena mientras se mira con discreción la mano ausente.
Los cien kilos secos que Oscar Wilde exhibe por los cafetines de París con orgullo marchito.
La mano que aúlla de Pablo Neruda.
El cadáver de Cela servido con guarnición de ministros.
El gran desfile de la soledad de todos los tiempos, la soledad y sus palabras, la literatura.

Manuel Vilas - Resurrección

domingo, 22 de julio de 2012

Palabras

Hay palabras
que desangran y otras
que se mantienen en silencio,
otras de búsqueda y soledad
y algunas
–pájaros al viento-
dejan su huella.

Li Po
Los pájaros muertos - Pablo Picasso

La pregunta de sus ojos

El “pero” es la palabra más puta que conozco. “Te quiero, pero…”; “podría ser, pero…”; “no es grave, pero…”. ¿Se da cuenta? Una palabra de mierda que sirve para dinamitar lo que era, o lo que podría haber sido, pero no es.

Ernesto Sacheri

Los Espejos

Yo que sentí el horror de los espejos no sólo ante el cristal impenetrable donde acaba y empieza, inhabitable, un imposible espacio de reflejos.

Hoy, al cabo de tantos y perplejos años de errar bajo la varia luna, me pregunto qué azar de la fortuna hizo que yo temiera a los espejos.
Borges

Amores eternos

No quise retenerla, ¿de qué hubiera servido
deshacer las maletas del olvido?
Pero no sé qué diera por tenerla ahora mismo
mirando por encima de mi hombro lo que escribo.
Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa,
a cambio de sus besos y su prisa;
con ella descubrí que hay amores eternos
que duran lo que dura un corto invierno.

La ciudad sin nombre

Al acercarme a la ciudad sin nombre me di cuenta de que estaba maldita. Avanzaba por un valle terrible reseco bajo la luna, y la vi a lo lejos emergiendo misteriosamente de las arenas, como aflora parcialmente un cadáver de una sepultura deshecha.
Perdida en el desierto de Arabia se halla la ciudad sin nombre, ruinosa y desmembrada, con sus bajos muros semienterrados en las arenas de incontables años. Así debía de encontrarse ya, antes de que pusieran las primeras piedras de Menfis, y cuando aun no se habían cocido los ladrillos de Babilonia. No hay leyendas tan antiguas que recojan su nombre o la recuerden con vida (...). Esta fue la ciudad con la que el poeta loco Abdul Alhazred soñó la noche antes de cantar su dístico inexplicable:
«Que no está muerto lo que yace eternamente
y con el paso de los evos, aun la muerte puede morir»

Howard Phillips Lovecraft

Cumpleaños en Manhattan


(...) Pero todo está claro
y es más dulce, más útil
sobre todo más dulce
reconocer que el tiempo
está pasando
que está pasando el tiempo
y hace ruido
y sentirse de una vez
para siempre
olvidado y tranquilo
como un cero a la izquierda.

Benedetti

Rayuela - Capítulo 28 (Donde una nada a esa otra nada nombra)

Negar esta realidad no tiene sentido. Está aquí, la estamos compartiendo. La noche transcurre para los dos, afuera está lloviendo para los dos. Qué sé yo lo que es la noche, el tiempo y la lluvia, pero están ahí y fuera de mí, son cosas que me pasan, no hay nada que hacerle.

jueves, 19 de julio de 2012

Alfonsina y el mar


Te vas Alfonsina con tu soledad
¿qué poemas nuevos fuiste a buscar?
Una voz antigua de viento y de sal
te requiebra el alma y la está llevando
y te vas hacia allá como en sueños,
Dormida Alfonsina, vestida de mar...


Letra: Félix Luna
Música: Ariel Ramírez

José Hierro y la muerte de los otros

Vivimos y morimos muertes y vidas de otros.
Sobre nuestras espaldas pesan mucho los muertos.
Su hondo grito nos pide que muramos un poco
como murieron todos ellos
que vivamos deprisa, quemando locamente
la vida que ellos no vivieron.
Los poemas: a veces se diría que no son sino canciones para los muertos y conjuros para los no nacidos.

Son líneas sin sentido
éstas que trazo.
Yo mismo no comprendo
qué es lo que dejo en ellas.
Acaso sea música
de mi alma arrancada
de modo misterioso
por tu mano de muerto.

martes, 17 de julio de 2012

La calle de los sueños perdidos


Un hombre ha perdido un sueño y no lo puede encontrar.
Muchos seres perdieron un sueño. ¿Cuántos siguen el rastro del sueño perdido? Un sueño puede perderse de día o de noche, a la hora indecisa de la madrugada, en la calle, en la casa, en un hotel, en una plaza, en un vagón de ferrocarril, en un barco. En cualquier lugar puede perderse un sueño como se pierde una llave.
El mundo está lleno de sueños perdidos.
Hay un lugar donde van a parar los objetos perdidos. Llaves, anillos, medallas, Cristos de plata y de bronce, cadenas, relojes, puñales, recuerdos de familia, todo lo que se pierde y encuentra. Menos los sueños. No hay una sección de extravíos y hallazgos para los sueños y los destinos. Un lugar, una especie de Rastro celeste, de entrecielo, donde uno pudiera hallar aquello esencial de su vida, lo único que podría darle felicidad.
Habría que crear ese lugar. Abrir una nueva calle fuera de la nomenclatura urbana.
La calle de los sueños perdidos, de los sueños equivocados, de los sueños fugitivos, remotos, desvanecidos, desencontrados; de los sueños que sobreviven; de los sueños inéditos; de la ausencia y de la espera; del regreso a un día en que el sueño pudo ser nuestro. En que pudimos encontrarnos con nuestro verdadero destino.

Raúl González Tuñón

lunes, 16 de julio de 2012

El Lamento del Vampiro


Vosotros, todos vosotros,
toda esa carne que en la calle se apila,
sois para mí alimento.
(...)
y el espanto profundo de tener
como espejo único esos ojos de vidrio,
esa niebla en que se cruzan los muertos,
ese es el precio que pago por mis alimentos.

Leopoldo María Panero - 1980

¿Qúe somos?


Somos una imposibilidad en un universo imposible.

Ray Bradbury

Ella

Viene despacio, entra
tropieza con mi tos
con mi costumbre de dejar la nuca
en cualquier parte
viene despacio
ordena mis silencios
desata las palabras necesarias.
(...)
Viene despacio
apenas hecha humo para no despertarme
se abre paso entre vasos arrojados al día
retratos de mujeres
noches de bronca y noches de ginebra
Viene despacio, entra
se arrodilla al borde de mi alma
y junta los fragmentos de mi risa
después se vuela azul como la tarde.

Jorge Boccanera

La llama

Leer es una llama. El libro que estoy leyendo me aguarda ahí, en la mesa, apagado. Al leerlo lo enciendo.
Si yo no lo encendiera, él no brillaría. Los libros no son películas: no arden en salas vacías, sin ojos espectadores. Los libros no son músicas: no suenan por error o por descuido, no se escuchan en radios que nadie oye, no hacen ruido de fondo. No son esculturas ni pinturas, tan quietas y abandonadas, tan ellas mismas pese a todo.
Los libros son luces apagadas. Mi libro me necesita para encenderse. Ahí está, cerrado y en apariencia inofensivo. Sólo en apariencia: deja que alguien lo lea y el libro arda, y verás cómo quema y cuánto alumbra. Y cuando así sucede, ni el agua ni el fuego logra extinguirlos: lo saben todos los tiranos. Apagar un libro consiste en no leerlo. Haz este experimento: déjalo a merced del viento, que el aire hojee sus páginas. ¿Qué sucede? Nada. No se enciende. No pide ser abierto sino leído.
Sólo nosotros podemos encenderlos. La llama que enciende todos los libros está en nuestros ojos. Vamos por ahí, tan tranquilos, nos despertamos y volvemos a acostarnos, contemplamos la tele o un rostro querido, un espejo o unas nubes, lo vemos todo sin encender nada, sólo los libros arden con la mirada. No sabemos cuántos libros encendemos al cabo del tiempo, cuántas páginas han ardido bajo nuestros ojos. Si te pones a pensar, no hay nada más extraño que leer. Vas leyendo y vas alumbrándote. Te gusta lo que lees, y te incendias.


José Carlos Somoza.

de El secreto de sus ojos


El otro día estaba cenando en la esquina de casa y me vi cenando solo y no me gusté.

domingo, 15 de julio de 2012

Java

Nos quedaremos solos y será ya de noche.
Nos quedaremos solos mi almohada y mi silencio
y estará la ventana mirando inútilmente
los barcos y los puentes que enhebran sus agujas.
Yo diré: Ya es muy tarde.
No me contestarán ni mis guantes ni el peine,
solamente tu olor, tu perfume olvidado
como una carta puesta boca abajo en la mesa.
Morderé una manzana fumaré un cigarrillo
viendo bajar los cuernos de la noche medusa
su vasto caracol forrado en terciopelo.
Y diré: Ya es de noche
y estaremos de acuerdo, oh muebles oh ceniza
con el organillero que remonta en la esquina
los tristes esqueletos de un pez y una amapola.
C’est la java de celui qui s’en va-
Es justo, corazón, la canta el que se queda,
la canta el que se queda para cuidar la casa.

Ojalá que la luna pueda salir sin ti

lunes, 9 de julio de 2012

Soledad del poeta

No tengo ambiciones ni deseos.
Ser poeta no es una ambición mía.
Es mi manera de estar solo.


Fernando Pessoa

Testigo de uno mismo


Acontece la noche y estoy solo
cargo conmigo mismo a duras penas
al buen amor se lo llevó la muerte
y no sé para quién seguir viviendo.

Mario Benedetti.

Donde habite el olvido

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
disuelto en niebla, ausencia,
ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.


Cernuda

Te quiero

Te lo he dicho con el miedo,
te lo he dicho con la alegría,
con el hastío,
con las terribles palabras.
Pero así no me basta:
más allá de la vida,
quiero decírtelo con la muerte;
más allá del amor,
quiero decírtelo con el olvido.


Cernuda.

Atardeceres



El silencio que habita los espejos
ha forzado su cárcel.
La oscuridad es la sangre
de las cosas heridas.
En el incierto ocaso
la tarde mutilada
fue unos pobres colores.

Jorge Luis Borges
Fervor de Buenos Aires ( 1923 )

El corazón delator

Me es imposible decir cómo aquella idea me entró en la cabeza por primera vez; pero, una vez concebida, me acosó noche y día. Yo no perseguía ningún propósito. Ni tampoco estaba colérico. Quería mucho al viejo. Jamás me había hecho nada malo. Jamás me insultó. Su dinero no me interesaba. Me parece que fue su ojo. ¡Sí, eso fue! Tenía un ojo semejante al de un buitre... Un ojo celeste, y velado por una tela. Cada vez que lo clavaba en mí se me helaba la sangre. Y así, poco a poco, muy gradualmente, me fui decidiendo a matar al viejo y librarme de aquel ojo para siempre.

Poe.

domingo, 8 de julio de 2012

Adiós Nonino (20 años sin Piazzolla)

El tango ya no existe. Existió hace muchos años atrás, hasta el 55, cuando Buenos Aires era una ciudad en que se vestía el tango, se caminaba el tango, se respiraba un perfume de tango en el aire. El tango de ahora es sólo una imitación nostálgica y aburrida de aquella época.


Mi música no tiene por que ser triste. Es triste porque el tango es triste, tiene raíces tristes, dramáticas, sensuales a veces, religiosas, tiene un poco de todo.
Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao... Con letra de Horacio Ferrer y música de Piazzolla, mi favorita lejos. La que cambió para sempre el destino del tango.


Mi bandoneón es como tener una mujer en los brazos.

domingo, 1 de julio de 2012


No hay nadie que haya escrito jamás o pintado o esculpido, modelado, construido, inventado, a no ser para salir del infierno.

Antonin Artaud

Borges y yo


Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas. Yo camino por Buenos Aires y me demoro, acaso ya mecánicamente, para mirar el arco de un zaguán y la puerta cancel; de Borges tengo noticias por el correo y veo su nombre en una terna de profesores o en un diccionario biográfico. Me gustan los relojes de arena, los mapas, la tipografía del siglo XVIII, las etimologías, el sabor del café y la prosa de Stevenson; el otro comparte esas preferencias, pero de un modo vanidoso que las convierte en atributos de un actor. Seria exagerado afirmar que nuestra relación es hostil; yo vivo, yo me dejo vivir, para que Borges pueda tramar su literatura y esa literatura me justifica. Nada me cuesta confesar que ha logrado ciertas páginas válidas, pero esas páginas no me pueden salvar, quizá porque lo bueno ya no es de nadie, ni siquiera del otro, sino del lenguaje o la tradición. Por lo demás, yo estoy destinado a perderme, definitivamente, y sólo algún instante de mí podrá sobrevivir en el otro.
Poco a poco voy cediéndole todo, aunque me consta su perversa costumbre de falsear y magnificar. Spinoza entendió que todas las cosas quieren perseverar en su ser; la piedra eternamente quiere ser piedra y el tigre un tigre. Yo he de quedar en Borges, no en mí (si es que alguien soy), pero me reconozco menos en sus libros que en muchos otros o que en el laborioso rasgueo de una guitarra. Hace años yo traté de librarme de él y pasé de las mitologías del arrabal a los juegos con el tiempo y con lo infinito, pero esos juegos son de Borges ahora y tendré que idear otras cosas. Así mi vida es una fuga y todo lo pierdo y todo es del olvido, o del otro.
No sé cuál de los dos escribe esta página.

Borges - El hacedor (1960)

Hoy por fin me he vuelto

El último viernes - Fragmento


En cuanto lo hicieron pasar, Carner comprendió que aquel viernes iba a ser distinto. Creyó recordar tímidas premoniciones, trató de protegerse despidiéndose de la larga sala de espera que acababa de dejar, de la noche o el día eternos que imponían los tubos fluorescentes, de la humanidad pobre y silenciosa que se rozaba los hombros sin respaldo, conservando rígidos los cuerpos durante horas, temiendo que su abandono significara la renuncia a su esperanza.

Juan Carlos Onetti

La sed de la piedra

¿Qué bebes cuando el agua
no brota de la piedra?
Es que tiene algo de mi sed
tu boca reseca.
Es que guarda parte de mi dolor
la piel de mármol.

No habrá testigos
cuando los nimbos se desplomen
en los cántaros.
Aún así tendrás sed, tendré sed,
esa sed inextinguible de ser,
y nadie sabrá quién de los dos
es el agua o la piedra.


Nicolás Tripaldi