Cuando el niño era niño andaba con los brazos colgando, quería que el arroyo fuera un río, que el río fuera un torrente y que este charco fuera el mar. Cuando el niño era niño no sabía que era niño, para él todo estaba animado y todas las almas eran una. Cuando el niño era niño no tenía opinión sobre nada, no tenía ninguna costumbre, se sentaba en cuclillas, tenía un remolino en el cabello y no ponía caras cuando lo fotografiaban. Cuando el niño era niño era el tiempo de preguntas como: ¿Por qué yo soy yo y por qué no tú? ¿Por qué estoy aquí y por qué no allí? ¿Cuando empezó el tiempo y dónde termina el espacio? ¿Acaso la vida bajo el sol no es sólo un sueño? Lo que veo y oigo y huelo ¿no es sólo la apariencia de un mundo ante el mundo? ¿Existe de verdad el mal y gente que realmente son malos? ¿Cómo puede ser que yo, el que soy, no fuera antes de devenir, y que un día yo, el que yo soy, no sea más ese que soy? Cuando el niño era niño le costaba tragar las espinacas, los arvejas, el arroz con leche y la coliflor al vapor y ahora come todo, no sólo por necesidad. Cuando el niño era niño alguna vez despertó en una cama extraña y ahora lo hace seguido. Muchas personas le parecían bellas y ahora sólo en ocasiones con suerte. Imaginaba claramente el paraíso y ahora como mucho lo adivina. No podía pensar en la nada y hoy se estremece ante ella. Cuando el niño era niño jugaba entusiasmado y ahora se concentra como antes sólo si se trata de su trabajo. Cuando el niño era niño las manzanas y el pan le bastaban de alimento y todavía es así. Cuando el niño era niño las moras le caían en la mano como sólo caen las moras y asi es todavía; las nueces frescas le ponían áspera la lengua y así es todavía; encima de cada montaña tenía el anhelo de una montaña más alta y en cada ciudad el anhelo de una ciudad aun más grande y siempre es así todavía. En la copa del árbol tiraba de las cerezas con igual deleite lo hace hoy todavía; se asustaba de los extraños como todavía se asusta; esperaba las primeras nieves y todavía las espera. Cuando el niño era niño lanzó un palo como una lanza contra el árbol y hoy vibra así todavía.
Poema escrito por Peter Handke para esta películade 1987, conocida también como Las alas del deseo.
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