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Nos mudamos de espacio. Enlace permanente a nuestro espacio menor.

domingo, 28 de octubre de 2012

Viridiana

Los días pasan sin belleza alguna, grises como lápidas, pero la noche…

Desciendo de la noche con una niebla de algodón en los ojos, bebiendo el mal café del amanecer en esta soledad de a dos. Este amor de papel no miente, me corre caliente en la sangre, solo que el papel se convierte en cenizas con tan asombrosa facilidad.
Siento su imagen como en un espejo roto, con su loca, dislocada geometría astillada en infinitas grietas. Me mira en silencio, sin palabras porque no hace falta. Los ojos hablan durante horas en los tres segundos que dura esa mirada. La sonrisa rota que se vuelve soñadora. La noche late a un compás de espera. Nosotros, tan diferentes y curiosamente tan iguales en la noche.

Y vos? Siento tus pensamientos como ecos. Sos más de una y a la vez única. ¿En qué oscuro rincón del alma se olvidaron de quererte? Te sigo rondando como un perro torpe. Podríamos vivir en dos planetas diferentes y sin embargo nunca estaríamos tan cerca el uno del otro.
Quiero irme de paseo una de estas noches por tu espalda. Poseer cada diente, cada cabello, cada hueso, cada gota de tu sangre.

Hay tiempos que terminan. Los primeros son los tiempos de sonreír sin alegrías.
Ciudad de almas perdidas, cuidad del último dolor.
Cuando llegue el invierno del otro lado del mundo, la tristeza colgará de los árboles y habrá días de frío silencio y noches de áspera nostalgia. Cuando llegue el invierno llegará el recuerdo y el sol será incoloro y la luna colgará eterna pero amarga. Cuando llegue el invierno…
Vivir sin mañana y sin ayer. No-ser. No-existencia. Solo su sombra caminando junto a la mía.
Ya tengo mi tragedia de tres centavos al final del arco iris.

Río Gallegos - Octubre de 2012

Mendiga voz

Y aún me atrevo a amar
el sonido de la luz en una hora muerta,
el color del tiempo en un muro abandonado.
En mi mirada lo he perdido todo.
Es tan lejos pedir.
Tan cerca saber que no hay.

Alejandra

Beautiful

Calza mis zapatos, sólo para ver qué se siente siendo como yo. Yo seré tú, cambiemos nuestros zapatos sólo para saber cómo sería sentir tu dolor y sentir el mío. Entrar en otras mentes sólo para ver cómo es la mierda que ven los demás.

Eminem

Rayuela - Capítulo 113


Una rayuela en la acera: tiza roja, tiza verde. CIEL. La vereda, allá en Burzaco, la piedrita tan amorosamente elegida, el breve empujón con la punta del zapato, despacio, despacio, aunque el Cielo esté cerca, toda la vida por delante.

Julio.

Por humano exceso

(Artista: Max Gasparini)

Van y vienen.
Arden
flotan
emergen las gentes boca abajo
se trizan boca arriba aplastadas
por humano exceso de obra soberbia
por naturaleza a secas
porque sangran la fuerza de las especies
y mueren/gritan dolor

Verónica Zondek - La ciudad que habito

Quién de nosotros


Para mí significa una especie de morosa fruición el imaginar las probables prolongaciones de ciertas dudas del pasado y figurarme cómo habría sido este presente si en tal o cual instante yo me hubiera decidido por el otro rumbo. Pero ¿existe verdaderamente ese otro rumbo? En realidad, sólo existe la dirección que tomamos. Lo que pude haber sido, ya no vale.

Benedetti

Dónde estés


(Artista: Irene Gendelman)

Una luz de oscuridad elocuente
estará al borde de donde has estado
en estos tiempos de sonrisas
y tomas y explosiones
que son el ritmo mayor
que parece -más que un otoño-
un verano pleno de elocuencias.

Francisco Pinzón Bedoya

Felices los normales


Felices los normales, esos seres extraños.
Los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho,
un hijo delincuente, una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida.
Los que no han sido calcinados por un amor devorante,
los que vivieron los diecisiete rostros de la sonrisa y un poco más.
Los llenos de zapatos, los arcángeles con sombreros,
los satisfechos, los gordos, los lindos,
los rintintín y sus secuaces, los que cómo no, por aquí.
Los que ganan, los que son queridos hasta la empuñadura,
los flautistas acompañados por ratones,
los vendedores y sus compradores,
los caballeros ligeramente sobrehumanos,
los hombres vestidos de truenos y las mujeres de relámpagos.
Los delicados, los sensatos, los finos,
los amables, los dulces, los comestibles y los bebestibles.
Felices las aves, el estiércol, las piedras.
pero que den paso a los que hacen los mundos y los sueños,
las ilusiones, las sinfonías, las palabras que nos desbaratan
y nos construyen, los más locos que sus madres, los más borrachos que sus padres y más delincuentes que sus hijos.
Y más devorados por amores calcinantes.
Que les dejen su sitio en el infierno, y basta.

Roberto Fernández Retamar

domingo, 14 de octubre de 2012

El Anti profeta

En todo hombre dormita un profeta, y cuando se despierta hay un poco más de mal en el mundo. La locura de predicar está tan anclada en nosotros que emerge de profundidades desconocidas al instinto de conservación. Cada uno espera su momento para proponer algo: no importa el qué. Tiene una voz: eso basta. Pagamos caro no ser sordos ni mudos…

En otro tiempo, tuve un "yo", ahora no soy más que un objeto. Me atraco de todas las drogas de la soledad; las del mundo fueron demasiado débiles para hacérmela olvidar. Habiendo matado el profeta en mí, ¿cómo conservaré aún un sitio entre los hombres?

Émile Michel Cioran - Brevario de Podredumbre

Un mundo sin libros

Hay quienes no pueden imaginar un mundo sin pájaros; hay quienes no pueden imaginar un mundo sin agua; en lo que a mí se refiere, soy incapaz de imaginar un mundo sin libros.

Borges

Quédate hoy conmigo

                     

Quédate hoy conmigo,
vive conmigo un día y una noche
y te mostraré el origen de todos los poemas.
Tendrás entonces todo cuanto hay de grande
en la Tierra y el Sol
y nada tomarás ya nunca
de segunda ni de tercera mano,
ni mirarás por los ojos de los muertos,
ni te nutrirás con el espectro de los libros.
Tampoco contemplarás el mundo con mis ojos.
Ni tomarás las cosas de mis manos.
Aprenderás a escuchar en todas direcciones.
Y dejarás que la esencia del Universo
se filtre por tu ser.

Walt Whitman

Muertos de amor


Abajo aquí sus huesos sus fusiles
ese atadito de hombre
no sé la tierra cómo hace que se aguanta
los que avanzan sobre ella son las mejores noticias
que nos llegan de ustedes
delen, muertos de amor
sostengan que nacemos.


Alberto Szpunberg, EGP

¿Realmente quieren saber lo que pasó? ¿A quién podría importarle lo que pasó? Hay algo dandy en las historias de perdedores; en estos tiempos en los que el éxito es una obligación moral, las historias de perdedores guardan la nobleza de las cosas usadas. Cuarenta años alcanzan para que hasta nosotros lo hayamos olvidado: las fechas se humedecen, y los detalles adquieren una importancia inusitada. Recuerdo que había ruido. Ruido todo el tiempo. Había tanto ruido… Cualquiera diría que la selva es un sitio silencioso: nada más equivocado, hay miles de pájaros, y grillos, y hojas, y bandadas que se levantan de pronto, como si salieran de una pesadilla, y oscurecen el cielo. Hasta las gotas de agua hacen ruido. El otro ruido insoportable es el de la respiración: a veces parecía poder escucharse a varios metros, la respiración, la saliva y los engranajes del cuello agarrotados. La Naturaleza no fue hecha para los hombres: lo único que se puede hacer en la selva es caminar. Caminar. Y esperar.


Por qué mierda me cuesta tanto ahora decir la palabra: Revolución. Si era eso lo que íbamos a hacer, una Revolución, la Revolución, revolucionar, revolucionarios, eso éramos, hombres de la Revolución. Tal vez sea eso lo que quieran: que les hable de la Revolución que no pudimos hacer.

Los amores de Carlos Fuentes



Miedos literarios no tengo ninguno. Siempre he sabido muy bien lo que quiero hacer y me levanto y lo hago. Me levanto por la mañana y a las siete y ocho estoy escribiendo. Ya tengo mis notas y ya empiezo. Así que entre mis libros, mi mujer, mis amigos y mis amores, ya tengo bastantes razones para seguir viviendo.

Carlos Fuentes

Anónimo V

Ahora soy una tormenta de esperanzas,
de futuros,
soy un mundo nuevo y diferente
creciendo desde la raíz de un sueño,
soy una canción,
soy un camino,
soy una mirada que no termina.

Retratos: Lucian Freud, la intensidad de su línea y su extraña visión de la carne

"Quiero que mi pintura funcione como carne. Para mí, la pintura es la persona, que ejerce sobre mi mismo un idéntico efecto que la carne".





"Siempre he querido crear drama en mis imágenes. Por esa razón pintó a la gente. Son las personas las que han traído el drama a mis obras desde el principio. Los gestos humanos más simples cuentan historias".

Nippur de Lagash (Guión de Robin Wood - Arte de Lucho Olivera)

Nippur de Lagash, el sumerio, también llamado el errante, el incorruptible, el hombre de los mil caminos.


“No tengo rey, ni ciudad, ni techo, ni fuego. Me iré a recorrer el país de los grandes ríos y quizá las tierras del papiro, hasta sanarme el dolor. Después volveré”.



“La felicidad tiene nombre de mujer y en las tablas de vuestro destino no veo el pie de las mujeres. Sólo las ruedas de los carros de guerra y las sandalias de los guerreros”.


Qué hay en mí que me empujó por los caminos?

No hay mujer que pueda endulzar mi queja de espíritu? No hay ciudad cuyas calles encadenen mi corazón? Adónde voy? Hasta cuándo? Dónde? Cómo? Tengo muchas preguntas en mi alma…
Y sin embargo ¡Ay! En este camino no me las hago. Miro los cielos donde hay un carro de fuego y estrellas que marchan a mi par, hay lanzas misteriosas contra la nada negra que se extiende sobre mi cabeza…
Y ademas hay otra estrella sobre mi. Una pequeña y misteriosa, tímida y oculta, siempre brillando sobre mi. Estrella? Si. Eso dije.

Estrella, dime, Quién eres? Contéstame. Estoy tan solo…
(Viñeta final de "El carro de las estrellas")


Ray Collins escribíó: “Nippur es la voz del hombre y su errar es el vagabundeo sabio que busca lo que muchas veces tenemos en nuestras manos y al perderlo añoramos: la amistad, el calor de la lumbre, el ríspido trago de vino compartido, una ilusión, y lo que para nosotros, hombres de esta latitud y de este tiempo, los iluminados por la Cruz del Sur: el gotear nostálgico de una guitarra”.

El hombre de los ojos negros de luto

Elena disfrutó en plenitud lu vida de su existencia haciendo lo que más le gustaba; pintando. Pero como todo en la vida tiene un fin, y los designios del destino están escritos. Elena fue diagnosticada con una enfermedad terminal y el tiempo de su muerte era evidente. A pesar de su enfermedad, conservaba la lucidez y reconoció el rostro del hombre extraño cuando entró en la habitación del hospital. Su aspecto era el mismo, como siempre, como lo había recordado siempre, desde su infancia y se conservaba como el primer día cuando la vio llegar al mundo. El hombre se acerco hasta su cama y le dijo.

-Elena, ha llegado tu hora.- No tengas miedo, dame tu mano. Soy la muerte y estoy aquí para llevarte conmigo. Todo este tiempo he estado a tu lado, aun en tus sueños nunca me he separado de ti.
¿Acaso no sabias que desde el día de su nacimiento todos los seres humanos sobre la faz de la tierra llevan la muerte a cuestas sobre sus espaldas? Yo tenía escrito en mi libro la tuya, desde el día en que naciste.

Elena permaneció en silencio.
Sonrió, lo cogió de la mano y cerró los ojos.
Hora de la muerte: 23:40 PM.


Dalia Vazquez - (Arte: Morfeo de Neil Gaiman)

Insomnio

La vida dura demasiado poco. No da tiempo a hacer nada.
No hay manera de reunir los suficientes días para enterarte de algo. Te levantas, abrazas a tu novia, desayunas, trabajas, comes, duermes, vas al cine y ni siquiera tienes un momento para leer a Séneca y creerte que todo tiene arreglo en este mundo.
La vida es un instante. No me explico por qué esta noche no se acaba nunca.

Luis Alberto de Cuenca

domingo, 7 de octubre de 2012

Silencios

Silencio del poema fallido, del espejo ausente de las confesiones, de la lengua atascada en el horror.
Silencio del ciego ante un súbito resplandor.
Silencio del ojo hipnotizado por el fuego y del ojo que se escruta a sí mismo hasta el llanto o la intriga.
Silencio de la ropa fuera del muerto, del perro desorientado bajo la noche del eclipse, del barro aprisionado en la vasija.
Silencio del que apunta el arma a un cuerpo de animal o de hombre y silencio cuando guarda el arma viendo cómo el cuerpo de animal o de hombre se detiene, pierde luz, cae.
Silencio de la mirada de lujuria, en tanto que la lengua no murmure corriendo por los labios.
Silencio del humo después de la devastación.
Silencio del que oye un ruido en la noche y permanece inmóvil hasta que el amanecer enciende las luces de la casa.
Silencio del árbol olvidado por el viento, los pájaros, la música del estío y el batir de los insectos nocturnos.
Silencio del odio acorazado en el insomnio.

Eugenio Mandrini (de Conejos en la nieve)

Breve explicación de la poética a un hombre cualquiera

Un poeta es un romántico vestido de traje lila y tulipán azul.
Un poeta puede hundirse junto con todas sus palabras. Pero elije, asaltar el cielo. La belleza para él, es construir peldaños de plata en camino hacia la luna.
Por qué un poeta, no se contenta con hacer malabarismo de palabras, por que la vida se la va, en cada verso.
Un poeta tiene salvoconducto para romper con todas las fronteras.
Un poeta encuentra la serenidad con viento intenso, paisaje lunar, salvaje, y volcanes antiguos, contemplando largamente las olas del mar.
Un poeta tiene que soportar la crisis, como todos, pero a su vez cargar con todas las demás crisis internas de sus yos o en el mejor de los casos, con los heterónimos infernales de Fernando Pessoa.
Un poeta es cualquier hombre, pero no cualquier hombre es un poeta. Hace falta tener un don y un corazón enorme para soportar a veces, el dolor profundo del misterio.
Un poeta se refugia en su cuarto y le dan ataques de pánico de contemplar tanta gente de golpe, pero, no es por qué los odie, simplemente, donde otros ven muchedumbres, el ve una enorme procesión de silencios.
Un poeta se devasta cuando ama, pero no puede evitarlo, es como el murciélago que ansia tocar la luz, a pesar de hacerlo quedar ciego.
Un poeta es un mendigo de metáforas.
Un poeta puede ser un borracho, pero no cualquier borracho puede ser un poeta.
Un poeta labra su corazón bajo mármol y ónix negro.
Un poeta es un poeta, cuando todos los hombres se convierten en el hombre que transpira en un poema.
Un poeta traspira en cada libro su primer aliento, no es solo un texto, sino su carne viva en llaga.
Un poeta contra el estruendo y el dolor, inventa la palabra.
Un poeta es un imbecil, que solo dice frases bonitas y empalagosas, me dice una vieja y en algunos recitales, mentalmente le doy la razón.
Un poeta nunca tiene la razón. Solo es un hombre que acierta con un golpe seco en tu garganta.
Un poeta, no es solo el que escribe poemas, todo es poesía, es verdad, pero solo un gillipollas lleva con orgullo el nombre de poeta y no tener, para pagarse el boleto del metro.
Un poeta lo puede soportar todo, decía Bolaño, pero a veces el todo es algo demasiado denso y vasto que aniquila la nada, el calor insoportable del verano, la ventana que da aleatoriamente a la plaza, el sonido intermitente del ventilador, las ganas de escribir sobre el moleskine negro, los cigarrillos sobre la mesa, los sueños de convertirse en un gran poeta, la crisis que hace parecer como reptiles bajo la sombra a la gente.
Un poeta come, bebe, sufre y a veces puede hundirse en lo más hondo de la tierra, pero cuando halla el sosiego atraviesa la llama.

Un poeta querido amigo, puede ser un hombre cualquiera, pero no cualquier hombre puede ser un poeta.

Leo Zelada Grajeda

Hablen, tienen tres minutos


De vuelta del paseo donde junté una florecita para tenerte entre mis dedos un momento, y bebí una botella de Beaujolais para bajar al pozo donde bailaba un oso luna, en la penumbra dorada de la lámpara cuelgo mi piel y sé que estaré solo en la ciudad más poblada del mundo.

Julio

de Esto es así


Pero son tus ojos, el fondo de tus ojos lo que vale. El espíritu que le dicen, la condición de algo. Venga la sombra con su seco alarido. Mude el color, la gracia de este atardecer. A quién le importa. Ahí estás vos, con el perfume de una flor en tus ojos.

Javier Adúriz

Un cuento memorable


-Esa de negro que sonríe desde la pequeña ventana del tranvía se asemeja a Mme. Lamort -dijo.
-No es posible, pues en París no hay tranvías. Además, esa de negro del tranvía en nada se asemeja a Mme. Lamort. Todo lo contrario: es Mme. Lamort quien se asemeja a esa de negro. Resumiendo: no solo no hay tranvías en París sino que nunca en mi vida he visto a Mme. Lamort, ni siquiera en retrato.
-Usted coincide conmigo -dijo-, porque tampoco yo conozco a Mme. Lamort.
-Quién es usted? Deberíamos presentarnos.
-Mme. Lamort -dijo-. ¨Y usted?
-Mme. Lamort.-Su nombre no deja de recordarme algo -dijo.
-Trate de recordar antes de que llegue el tranvía.
-Pero si acaba de decir que no hay tranvías en París -dijo.
-No los había cuando lo dije, pero nunca se sabe que va a pasar.
-Entonces esperémoslo puesto que lo estamos esperando.

Alejandra Pizarnik

de Notas al pie de nada ni de nadie

Nos miramos a los ojos, nos reímos
nos tenemos en la punta de la lengua
pero sólo somos los nombres que elegimos
escritos al dorso de nuestras vidas
replegadas en un papel de cigarrillo que,
con suerte, fumaremos esta noche.
Ahora, de a uno, por turnos, partimos.
En la galería, entre jazmines y malvones,
la abuela nos sonríe sin vernos, absorbida,
por la infinita bufanda que teje.

Alberto Szpunberg

El Hacedor - Epílogo


Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara.

Los poetas, amor mío.


Los poetas, amor mío,
son unos hombres horribles
unos monstruos de soledad
evítalos siempre
comenzando por mí.
Los poetas, amor mío,
son para leerlos
más no hagas caso
a lo que hagan en sus vidas.

Raúl Gómez Jattin

Lo que suena en mi cabeza desde hace un tiempo


Del disco "Versiones", edición limitada de 5.000 copias,
realizadas en forma artesanal por la ONG Yo No Fui.