Fue en un día, fue una fecha
que le marca el tiempo al tiempo.
Fue en un lugar que yo veo.
Sus pies pisaban el suelo
este que todos pisamos.
Su traje se parecía a esos otros
que llevan otras mujeres.
Su reloj destejía calendarios
sin olvidarse una hora
como cuentan los demás.
Y aquello que ella me dijo
fue en un idioma del mundo
con gramática e historia
tan de verdad
que parecía mentira.
Tengo que vivirlo dentro
me lo tengo que soñar.
Quitar el color el número
el aliento todo fuego
con que me quemó al decírmelo.
Convertir todo en acaso
en azar puro soñándolo.
Y así cuando se desdiga
de lo que entonces me dijo
no me morderá el dolor
de haber perdido una dicha
que yo tuve entre mis brazos
igual que se tiene un cuerpo.
Creeré que fue soñado.
Que aquello tan de verdad
no tuvo cuerpo ni nombre.
Que pierdo una sombra, un sueño más.
Pues eso y nada más.
Pedro Salinas
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