son las habitaciones ventiladas
el puré de reproches con sardinas
las golondrinas muertas en la almohada.
Lo malo del después son los despojos
que embalsaman al humo de los sueños
los teléfonos que hablan con los ojos
el sístole sin diástole sin dueño.
Lo más ingrato es encalar la casa
remendar las virtudes veniales
condenar a la hoguera los archivos.
Lo peor del amor es cuando pasa
cuando al punto final de los finales
no le quedan dos puntos suspensivos.
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