Acaso los rostros amigos, las fotografías,
los paisajes que hemos visto juntos,
tantos gestos que hemos entrevisto o sospechado,
los ademanes y las palabras de ellos.
Todo, todo ha desaparecido
y estamos solos bajo la lluvia,
solos en nuestro compartido,
en nuestro apretado destino,
en nuestra posible muerte única,
en nuestra posible resurrección.Te quiero con toda la ternura de la lluvia.
Te quiero con toda la violencia de la lluvia.
Te quiero con todos los tambores de la lluvia.
Te quiero con todos los violines de la lluvia.
Raúl González Tuñón
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