Pero yo ordeno el delirio
promulgo el horizonte sin límites
indico al escándalo de las islas
qué fondos necesitan mis naos.
Y nada de alisios,
nada de música de mar.
Exijo catástrofes.
Rones que intenten echar bruma en mi paso.
Magias que me abran de nuevo a la inocencia.
Blancos caballos de furia que hollen la piel
con sus cascos más duros.
¿A ver qué mínimo dios podría doblegarme?
Vientos, vientos, tomen en mi pómulo
el grano fabuloso del maizal de mi sangre.
Que la luz enferma no me alumbre
ni me ampare la sombra.
Yo anunciaré los caminos
las buenas nuevas que anoche trajo el verano.
Yo traeré a la mesa las viandas más finas
yo alzaré en los dedos el trofeo antiguo de la risa.
Y estoy seguro: será hermoso.
Alex Pausides
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