Me despido de este país.
Me despido de mis amigos,
de mis enemigos.
Amigos: sólo quiero recordarles
que no dejen de ser mis amigos.
Sólo quiero recordarles
que no me olviden
a la marcha del tiempo,
a la marcha del tren
en que me vaya,
que borran las huellas de la
amistad lejana.
Marcelo Ariel Gelman Schubaroff (1956-1976).
Estudió en el Colegio Nacional Buenos Aires y en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Era poeta y periodista independiente, como su padre el famoso poeta Juan Gelman. Secuestrado el 24 de agosto de 1976 junto a su esposa María Claudia García de 19 años, se habían casado en julio y María Claudia tenía 7 meses de embarazo. Marcelo siempre había estado interesado en la lucha por la justicia y había militado en distintos movimientos, pero ninguno lo había convencido. Aparentemente au nombre apareció en la agenda de una desaparecida que había pertenecido a la ERP. Fue trasladado al campo de detención Automotores Orletti (centro de operaciones clandestinas argentino-uruguayo del Plan Cóndor) y asesinado en ese mismo lugar dos meses después de un tiro en la nuca. Su cuerpo fue escondido dentro de un tambor de 200 litros relleno de cemento y arena. Sus restos fueron exhumados por el Equipo Argentino de Antropología Forense en 1989. No dejó libro de poesía editado.
Me despido de mis amigos,
de mis enemigos.
Amigos: sólo quiero recordarles
que no dejen de ser mis amigos.
Sólo quiero recordarles
que no me olviden
a la marcha del tiempo,
a la marcha del tren
en que me vaya,
que borran las huellas de la
amistad lejana.
Marcelo Ariel Gelman Schubaroff (1956-1976).
Estudió en el Colegio Nacional Buenos Aires y en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Era poeta y periodista independiente, como su padre el famoso poeta Juan Gelman. Secuestrado el 24 de agosto de 1976 junto a su esposa María Claudia García de 19 años, se habían casado en julio y María Claudia tenía 7 meses de embarazo. Marcelo siempre había estado interesado en la lucha por la justicia y había militado en distintos movimientos, pero ninguno lo había convencido. Aparentemente au nombre apareció en la agenda de una desaparecida que había pertenecido a la ERP. Fue trasladado al campo de detención Automotores Orletti (centro de operaciones clandestinas argentino-uruguayo del Plan Cóndor) y asesinado en ese mismo lugar dos meses después de un tiro en la nuca. Su cuerpo fue escondido dentro de un tambor de 200 litros relleno de cemento y arena. Sus restos fueron exhumados por el Equipo Argentino de Antropología Forense en 1989. No dejó libro de poesía editado.
María Claudia por su parte fue trasladada a Montevideo clandestinamente a mediados de octubre de 1976. Al momento del parto, fue llevada al Hospital Militar de las Fuerzas Armadas, donde dio a luz una niña. La pudo amamantar por unos días y luego se la sacaron. De allí a un centro clandestino del Ejército conocido como Valparaíso. donde su rastro se pierde.
La niña quedó en manos de un capitán de policía (ya fallecido) desde enero de 1977, quién la anotó como hija propia y la crió.
La niña quedó en manos de un capitán de policía (ya fallecido) desde enero de 1977, quién la anotó como hija propia y la crió.
Luego de una intensa búsqueda de la niña en Argentina y Uruguay, se confirmó su identidad en el año 2000. La muchacha, María Macarena, se pudo entonces reencontrar con su familia nativa.
Estas visitas que nos hacemos,
vos desde la muerte, yo
cerca de ahí, es la infancia que pone
un dedo sobre el tiempo y dice
que desconocer la vida es un error.
Me pregunto por qué
al doblar una esquina cualquiera
encuentro tu candor sorprendido.
¿El horror es una música extrema?
Las penas llevan a tu calor
cantado en lo que soñaste,
las casas de humo donde vivía el fulgor.
De repente estás solo.
Huelo tu soledad de distancia
obediente a sus leyes de fierro.
El pensamiento insiste en traerte y devolverte
a lo que nunca fuiste.
Tu saliva está fría.
Pesás menos que mi deseo,
que la lengua apretada del aire.
vos desde la muerte, yo
cerca de ahí, es la infancia que pone
un dedo sobre el tiempo y dice
que desconocer la vida es un error.
Me pregunto por qué
al doblar una esquina cualquiera
encuentro tu candor sorprendido.
¿El horror es una música extrema?
Las penas llevan a tu calor
cantado en lo que soñaste,
las casas de humo donde vivía el fulgor.
De repente estás solo.
Huelo tu soledad de distancia
obediente a sus leyes de fierro.
El pensamiento insiste en traerte y devolverte
a lo que nunca fuiste.
Tu saliva está fría.
Pesás menos que mi deseo,
que la lengua apretada del aire.
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