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domingo, 2 de diciembre de 2012

Tiempo sin tiempo

 
Preciso tiempo necesito ese tiempo
que otros dejan abandonado
porque les sobra o ya no saben
qué hacer con él
tiempo en blanco
en rojo
en verde
hasta en castaño oscuro
no me importa el color
cándido tiempo
que yo pueda abrir y cerrar
como una puerta
tiempo para mirar un árbol un farol
para andar por el filo del descanso
para pensar qué bien hoy no es invierno
para morir un poco
y nacer enseguida
y para darme cuenta
y para darme cuerda
preciso tiempo el necesario para
chapotear unas horas en la vida
y para investigar por qué estoy triste
y acostumbrarme a mi esqueleto antiguo
tiempo para esconderme en el canto de un gallo
y para reaparecer en un relincho
y para estar al día
para estar a la noche
tiempo sin recato y sin reloj
vale decir preciso
o sea necesito
digamos me hace falta
tiempo sin tiempo.

El poema y el lector

Cada poema es único. En cada obra late, con mayor o menor grado, toda la poesía. Cada lector busca algo en el poema. Y no es insólito que lo encuentre: Ya lo llevaba dentro.

Octavio Paz

A estos hombres tristes

Si tus pies hoy nacieron viento,
déjalos correr
y si tus manos con las plantas,
déjalas crecer.
Vive de azul, porque azul
no tienes domingos.
Ríete al fin, que llorar
trae tanto frío...


Spinetta

Epitafio


Tengo decidido el epitafio que llevará mi tumba, es sencillo y además certero. Dirá: “Se equivocó en todo”
 
Guillermo Fadanelli - Dios siempre se equivoca

Culminación del dolor

 
...Y la tristeza se hace tan grande
que la oigo en mi reloj,
se vuelve pomos en la cómoda
se vuelve papel sobre el suelo
se vuelve calzador
tickets de lavandería
se vuelve humo de cigarrillo
escalando un templo de oscuras enredaderas.

Poco importa
poco amor o poca vida
no es tan malo, lo que cuenta
es observar las paredes
yo nací para eso.

Nací para robar rosas de las avenidas de la muerte.

Bukowski.

lunes, 26 de noviembre de 2012

¿Para qué las palabras?


Si hablaran mis manos...
¿para qué las palabras?
si hablaran mis ojos o mis oídos,
¿para qué las palabras?
¡para qué hablarte con palabras!
¡por qué crucificarte en vocablos!
si tengo mis ojos, mis oídos
y mis manos.
Si te hablara como los ciegos
si te oyera como los sordos
si te acariciara como los mancos
¡para qué las palabras!

Miguel E García Salguero - Errante Peregrino.

Dejadme solo


Dejadme solo, aquí espero,
mi propio rastro retornará encendido,
quizás allí volveré a ser yo mismo,
iluminando los besos diluidos en el olvido,
los astros apagados en el recuerdo,
los pájaros agotados en su vuelo.
Dejadme solo, completamente solo,
frente al espejo delator de mi susurro.
La soledad escudriña el fondo,
siempre llega a remover la tierra muda,
siempre hinca con su cuchillo el alma,
entonces uno mira su extensión,
ve lo que sus ojos vieron de soslayo,
siente lo que su cuerpo negó al futuro,
canta humillado en alguna esquina,
se reconforta, retoña como un árbol,
mira con más entusiasmo los caminos,
para que la pudrición no contamine los sentidos.

Javier Villegas - Desciframiento del tiempo

Hija de Lilith


No te trajo a este mundo
la costilla de un hombre.
No dio vida a tu barro
el aliento de dioses.
Tú has nacido del vientre
de una mujer despierta
que navega en el tiempo
dando a luz primaveras.
(...)
No vas a llorar conmigo,
ni elevarte a las alturas,
no soy tu media naranja,
eres fruta entera y madura,
eres la duda que quema,
olor a tierra mojada
tras la lluvia que trajo el verano
en el que ardió mi atalaya.
No quieres mi luz ni mi consuelo,
eres la herida encarnada.
Hija de Artemisa y de Lilith,
quizá regreses al alba.

Ismael Serrano.

domingo, 25 de noviembre de 2012

de Días y noches de amor y de guerra


El Che Guevara se delataba, como todos, por los ojos. Recuerdo su mirada limpia, como recién amanecida: esa manera de mirar de los hombres que creen... 

Eduardo Galeano.

La insoportable levedad del ser


Ni siquiera el propio dolor es tan pesado como el dolor sentido con alguien, por alguien, para alguien, multiplicado por la imaginación, prolongado en mil ecos. 

Milan Kundera

Para Janis Joplin



A cantar dulce y a morirse luego
no: a ladrar.

Así como duerme la gitana de Rousseau
así cantás, más las lecciones de terror.

Hay que llorar hasta romperse
para crear o decir una pequeña canción,
gritar tanto para cubrir los agujeros de la ausencia
eso hiciste vos, eso yo.
me pregunto si eso no aumentó el error.

Hiciste bien en morir.
por eso te hablo,
por eso me confío a una niña monstruo.

Alejandra Pizarnik - Textos de sombra y últimos poemas

Perdón por esto y por lo que vendrá


Te guardo (si te hace falta) este tonto corazón, y mis ojos de noche siempre con hambre de vos. Y todavía te odio pero casi siempre no.
Creo encontrarte. Sueño encontrarte, porque cierro los ojos y te veo sonriendo. Porque hay noches que iluminan y otras que nos mueren. Porque hay noches que no duermen. Que se empeñan en quedarse diez minutos más en vos.

Me quemás. Todo el día. Vivo en el delirio de poseer tu mirada noche tras noche. Me dolés en los dedos que no te acarician. En estas manos vacías de las tuyas. En esta boca torpe que te nombra y que te busca. En el costado vacío de esta cama que te guarda el lado izquierdo. Se hace ya imposible no sentirse imperfecto, incompleto. Pero falta menos, siempre un día menos, para acompasar mi corazón con el tuyo, para beber de tu piel y escribirte en la espalda con roja sangre esas palabras, que no olvidés que sabés y que yo sé bien que sabés y que no te pienso decir pero que crecen como la mala hierba: "Total parcial... Total general...". Pero no te lo pienso decir, no todavía. Este día solo es día cuando te escucho, la noche empieza cuando la adivino en tus ojos. Y te desnudo, no de ropa, sino de miedos. De ciertas angustias te despojo y te visto de mi tristeza y la pintás del plata de la luna y del oro de tu risa.
Qué siestas, qué descansos ni qué nada. ¿Cómo hago para cerrar los ojos sin verte? ¿De qué manera tan dulcemente cruel me robás el sueño?

Yo sé que no vas a estar cuando llegue. Eso no quita que esté tan solo entre tanta, tanta gente. No puedo evitar sentirme intranquilo y también un completo inútil.
Sé, sin embargo, que te esperan días difíciles. Toda esa libertad tiene su precio. Lo que vendrá es por nosotros. Aunque tarde, de aquí en más somos dos. No queda otra opción (y eso también lo sabés) más que abrazar nuestras vidas. Sin renuncias ni remedio, sin concesiones ni fronteras.
Y vos, por si no lo sabías, hay alguien por acá que te extraña. Quizás el viento te lleve esta caricia.
Ya no hay otro destino para mí. Todas las calles que dan al mundo terminan en vos.

Río Gallegos - Noviembre de 2012

sábado, 24 de noviembre de 2012

Estar solo



Uno necesita estar solo muchas veces en la vida. Y estar solo puede no ser estar solo en el sentido estricto de “estar solo”; porque como vos decías con mucha razón: uno muchas veces puede estar acompañado por las voces de la tierra, por las voces de la noche, por las voces de su propia memoria que te acompañan aunque no quieras. Uno nunca está de veras solo. Pero digamos que dentro de lo que sería esa soledad relativa, elegir la soledad es un derecho humano fundamental, el derecho de estar solo a veces y eso está perfectamente bien.

Eduardo Galeano

domingo, 18 de noviembre de 2012

Rayuela - Capítulo 126


—Por qué, con tus encantamientos infernales, me has arrancado a la tranquilidad de mi primera vida... El sol y la luna brillaban para mí sin artificio; me despertaba entre apacibles pensamientos, y al amanecer plegaba mis hojas para hacer mis oraciones. No veía nada de malo, pues no tenía ojos; no escuchaba nada de malo, pues no tenía oídos; ¡pero me vengaré!.

Dircurso de la mandrágora


Anónimo VII


Pájaros (invisibles) pájaros. 
Labios aéreos, pájaros.
Los oigo y no los veo. 
Libres, voladores, pájaros.
Entonces todo duele: los guantes, los siempre,
el beso de ron en los colmillos, 
el libro perezoso desplegado.
Y la niebla. Y el sol. Y los otros. 

(Otra joya de autor desconocido)

Alta hora de la noche


Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre
porque se detendrá la muerte y el reposo.
Tu voz, que es la campana de los cinco sentidos,
será el tenue faro buscado por mi niebla.
Cuando sepas que he muerto di sílabas extrañas.
Pronuncia flor, abeja, lágrima, pan, tormenta.
No dejes que tus labios hallen mis once letras.
Tengo sueño, he amado, he ganado el silencio.
No pronuncies mi nombre cuando sepas que he muerto
desde la oscura tierra vendría por tu voz.
No pronuncies mi nombre, no pronuncies mi nombre,
Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre.

Roque Dalton

Gente corriente y palabras habituales



En el fondo, la literatura es el arte de descubrir lo extraordinario de la gente corriente y decir cosas extraordinarias con palabras habituales.

Boris Pasternak

de La energía de los esclavos




Bienvenida a estas líneas.
Hay una guerra en marcha
pero trataré de que te encuentres a gusto.
No sigas mi conversación
es sólo nerviosismo.
No hice el amor contigo
cuando éramos estudiantes del Este.
Desde luego que la casa está cambiada,
el pueblo será ocupado dentro de poco.
He retirado todo aquello
que pudiera servir al enemigo.
Estamos solos
hasta que cambien los tiempos
y todos aquellos que han sido traicionados
regresen, como peregrinos, a este momento,
en que nos negamos a darnos por vencidos
y a llamar poesía a la oscuridad.

Leonard Cohen

Anónimo VI

(Golconde - René Magritte - 1953)

Todos me aconsejan que haga lo correcto
aunque vaya en contra de lo que yo digo y pienso
le llaman bandera a unos trapos de colores
todos la respetan, que lo haga yo me imponen. 

Con sus votos dicen elegir representantes

y en el pueblo se caga la clase gobernante
yo no creo en vos, no creo en mi, no creo en nada
no creo ni siquiera en lo que dicen mis palabras.

Ustedes se rien de mi, porque yo soy diferente

yo me rio de ustedes porque son todos muy iguales.

Para mi existe lo que llaman raza humana

y no la divido en raza negra roja o blanca
nunca subestimo a nadie en su inteligencia
por cuan vieja o nueva lleva hoy su vestimenta.

Ustedes rechazan al que ama diferente

y se ponen limites hasta en lo que sienten
ustedes apoyan siempre a la mayoria
si muchos comen mierda como tontos los imitan.

Ustedes se rien de mi, porque yo soy diferente

yo me rio de ustedes porque son todos muy iguales. 

(Desconozco realmente su verdadero autor)

Esto no es una elegía - Fragmento



Tú me recuerdas el prado de los soñadores
el muro que nos separa del mar, si es de noche
tú me recuerdas sentada, ciertos sentimientos
qué nunca se sabe que traen en las alas
si vivos o muertos si vivos o muertos.

Esto no es una elegía, ni es un romance, ni un verso
más bien una acción de gracias
por darle a mis ansias razón para un beso
una modesta corona encontrada en la aurora.

Tú me recuerdas el mundo de un adolescente
un seminiño asustado, mirando a la gente
un ángel interrogado, un sueño acostado
la maldición, la blasfemia de un continente
y un poco de muerte y un poco de muerte.

Silvio

Nocturno



Ahora sufro lo pobre, lo mezquino, lo triste,
lo desgraciado y muerto que tiene una garganta
cuando desde el abismo de su idioma quisiera
gritar lo que no puede por imposible, y calla.

Siento esta noche heridas de muerte las palabras.

Rafael Alberti

domingo, 4 de noviembre de 2012

El encuentro

Dos puntos que se atraen no tienen por qué elegir forzosamente la recta. Claro que es el procedimiento más corto. Pero hay quienes prefieren el infinito.

Juan José Arreola


Dolina y la tristeza


Cuánto más inteligente, profunda y sensible es una persona, más probabilidades tiene de cruzarse con la tristeza.

El Libro del Fantasma - Dolina

domingo, 28 de octubre de 2012

Viridiana

Los días pasan sin belleza alguna, grises como lápidas, pero la noche…

Desciendo de la noche con una niebla de algodón en los ojos, bebiendo el mal café del amanecer en esta soledad de a dos. Este amor de papel no miente, me corre caliente en la sangre, solo que el papel se convierte en cenizas con tan asombrosa facilidad.
Siento su imagen como en un espejo roto, con su loca, dislocada geometría astillada en infinitas grietas. Me mira en silencio, sin palabras porque no hace falta. Los ojos hablan durante horas en los tres segundos que dura esa mirada. La sonrisa rota que se vuelve soñadora. La noche late a un compás de espera. Nosotros, tan diferentes y curiosamente tan iguales en la noche.

Y vos? Siento tus pensamientos como ecos. Sos más de una y a la vez única. ¿En qué oscuro rincón del alma se olvidaron de quererte? Te sigo rondando como un perro torpe. Podríamos vivir en dos planetas diferentes y sin embargo nunca estaríamos tan cerca el uno del otro.
Quiero irme de paseo una de estas noches por tu espalda. Poseer cada diente, cada cabello, cada hueso, cada gota de tu sangre.

Hay tiempos que terminan. Los primeros son los tiempos de sonreír sin alegrías.
Ciudad de almas perdidas, cuidad del último dolor.
Cuando llegue el invierno del otro lado del mundo, la tristeza colgará de los árboles y habrá días de frío silencio y noches de áspera nostalgia. Cuando llegue el invierno llegará el recuerdo y el sol será incoloro y la luna colgará eterna pero amarga. Cuando llegue el invierno…
Vivir sin mañana y sin ayer. No-ser. No-existencia. Solo su sombra caminando junto a la mía.
Ya tengo mi tragedia de tres centavos al final del arco iris.

Río Gallegos - Octubre de 2012

Mendiga voz

Y aún me atrevo a amar
el sonido de la luz en una hora muerta,
el color del tiempo en un muro abandonado.
En mi mirada lo he perdido todo.
Es tan lejos pedir.
Tan cerca saber que no hay.

Alejandra

Beautiful

Calza mis zapatos, sólo para ver qué se siente siendo como yo. Yo seré tú, cambiemos nuestros zapatos sólo para saber cómo sería sentir tu dolor y sentir el mío. Entrar en otras mentes sólo para ver cómo es la mierda que ven los demás.

Eminem

Rayuela - Capítulo 113


Una rayuela en la acera: tiza roja, tiza verde. CIEL. La vereda, allá en Burzaco, la piedrita tan amorosamente elegida, el breve empujón con la punta del zapato, despacio, despacio, aunque el Cielo esté cerca, toda la vida por delante.

Julio.

Por humano exceso

(Artista: Max Gasparini)

Van y vienen.
Arden
flotan
emergen las gentes boca abajo
se trizan boca arriba aplastadas
por humano exceso de obra soberbia
por naturaleza a secas
porque sangran la fuerza de las especies
y mueren/gritan dolor

Verónica Zondek - La ciudad que habito

Quién de nosotros


Para mí significa una especie de morosa fruición el imaginar las probables prolongaciones de ciertas dudas del pasado y figurarme cómo habría sido este presente si en tal o cual instante yo me hubiera decidido por el otro rumbo. Pero ¿existe verdaderamente ese otro rumbo? En realidad, sólo existe la dirección que tomamos. Lo que pude haber sido, ya no vale.

Benedetti

Dónde estés


(Artista: Irene Gendelman)

Una luz de oscuridad elocuente
estará al borde de donde has estado
en estos tiempos de sonrisas
y tomas y explosiones
que son el ritmo mayor
que parece -más que un otoño-
un verano pleno de elocuencias.

Francisco Pinzón Bedoya

Felices los normales


Felices los normales, esos seres extraños.
Los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho,
un hijo delincuente, una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida.
Los que no han sido calcinados por un amor devorante,
los que vivieron los diecisiete rostros de la sonrisa y un poco más.
Los llenos de zapatos, los arcángeles con sombreros,
los satisfechos, los gordos, los lindos,
los rintintín y sus secuaces, los que cómo no, por aquí.
Los que ganan, los que son queridos hasta la empuñadura,
los flautistas acompañados por ratones,
los vendedores y sus compradores,
los caballeros ligeramente sobrehumanos,
los hombres vestidos de truenos y las mujeres de relámpagos.
Los delicados, los sensatos, los finos,
los amables, los dulces, los comestibles y los bebestibles.
Felices las aves, el estiércol, las piedras.
pero que den paso a los que hacen los mundos y los sueños,
las ilusiones, las sinfonías, las palabras que nos desbaratan
y nos construyen, los más locos que sus madres, los más borrachos que sus padres y más delincuentes que sus hijos.
Y más devorados por amores calcinantes.
Que les dejen su sitio en el infierno, y basta.

Roberto Fernández Retamar

domingo, 14 de octubre de 2012

El Anti profeta

En todo hombre dormita un profeta, y cuando se despierta hay un poco más de mal en el mundo. La locura de predicar está tan anclada en nosotros que emerge de profundidades desconocidas al instinto de conservación. Cada uno espera su momento para proponer algo: no importa el qué. Tiene una voz: eso basta. Pagamos caro no ser sordos ni mudos…

En otro tiempo, tuve un "yo", ahora no soy más que un objeto. Me atraco de todas las drogas de la soledad; las del mundo fueron demasiado débiles para hacérmela olvidar. Habiendo matado el profeta en mí, ¿cómo conservaré aún un sitio entre los hombres?

Émile Michel Cioran - Brevario de Podredumbre

Un mundo sin libros

Hay quienes no pueden imaginar un mundo sin pájaros; hay quienes no pueden imaginar un mundo sin agua; en lo que a mí se refiere, soy incapaz de imaginar un mundo sin libros.

Borges

Quédate hoy conmigo

                     

Quédate hoy conmigo,
vive conmigo un día y una noche
y te mostraré el origen de todos los poemas.
Tendrás entonces todo cuanto hay de grande
en la Tierra y el Sol
y nada tomarás ya nunca
de segunda ni de tercera mano,
ni mirarás por los ojos de los muertos,
ni te nutrirás con el espectro de los libros.
Tampoco contemplarás el mundo con mis ojos.
Ni tomarás las cosas de mis manos.
Aprenderás a escuchar en todas direcciones.
Y dejarás que la esencia del Universo
se filtre por tu ser.

Walt Whitman

Muertos de amor


Abajo aquí sus huesos sus fusiles
ese atadito de hombre
no sé la tierra cómo hace que se aguanta
los que avanzan sobre ella son las mejores noticias
que nos llegan de ustedes
delen, muertos de amor
sostengan que nacemos.


Alberto Szpunberg, EGP

¿Realmente quieren saber lo que pasó? ¿A quién podría importarle lo que pasó? Hay algo dandy en las historias de perdedores; en estos tiempos en los que el éxito es una obligación moral, las historias de perdedores guardan la nobleza de las cosas usadas. Cuarenta años alcanzan para que hasta nosotros lo hayamos olvidado: las fechas se humedecen, y los detalles adquieren una importancia inusitada. Recuerdo que había ruido. Ruido todo el tiempo. Había tanto ruido… Cualquiera diría que la selva es un sitio silencioso: nada más equivocado, hay miles de pájaros, y grillos, y hojas, y bandadas que se levantan de pronto, como si salieran de una pesadilla, y oscurecen el cielo. Hasta las gotas de agua hacen ruido. El otro ruido insoportable es el de la respiración: a veces parecía poder escucharse a varios metros, la respiración, la saliva y los engranajes del cuello agarrotados. La Naturaleza no fue hecha para los hombres: lo único que se puede hacer en la selva es caminar. Caminar. Y esperar.


Por qué mierda me cuesta tanto ahora decir la palabra: Revolución. Si era eso lo que íbamos a hacer, una Revolución, la Revolución, revolucionar, revolucionarios, eso éramos, hombres de la Revolución. Tal vez sea eso lo que quieran: que les hable de la Revolución que no pudimos hacer.

Los amores de Carlos Fuentes



Miedos literarios no tengo ninguno. Siempre he sabido muy bien lo que quiero hacer y me levanto y lo hago. Me levanto por la mañana y a las siete y ocho estoy escribiendo. Ya tengo mis notas y ya empiezo. Así que entre mis libros, mi mujer, mis amigos y mis amores, ya tengo bastantes razones para seguir viviendo.

Carlos Fuentes

Anónimo V

Ahora soy una tormenta de esperanzas,
de futuros,
soy un mundo nuevo y diferente
creciendo desde la raíz de un sueño,
soy una canción,
soy un camino,
soy una mirada que no termina.

Retratos: Lucian Freud, la intensidad de su línea y su extraña visión de la carne

"Quiero que mi pintura funcione como carne. Para mí, la pintura es la persona, que ejerce sobre mi mismo un idéntico efecto que la carne".





"Siempre he querido crear drama en mis imágenes. Por esa razón pintó a la gente. Son las personas las que han traído el drama a mis obras desde el principio. Los gestos humanos más simples cuentan historias".

Nippur de Lagash (Guión de Robin Wood - Arte de Lucho Olivera)

Nippur de Lagash, el sumerio, también llamado el errante, el incorruptible, el hombre de los mil caminos.


“No tengo rey, ni ciudad, ni techo, ni fuego. Me iré a recorrer el país de los grandes ríos y quizá las tierras del papiro, hasta sanarme el dolor. Después volveré”.



“La felicidad tiene nombre de mujer y en las tablas de vuestro destino no veo el pie de las mujeres. Sólo las ruedas de los carros de guerra y las sandalias de los guerreros”.


Qué hay en mí que me empujó por los caminos?

No hay mujer que pueda endulzar mi queja de espíritu? No hay ciudad cuyas calles encadenen mi corazón? Adónde voy? Hasta cuándo? Dónde? Cómo? Tengo muchas preguntas en mi alma…
Y sin embargo ¡Ay! En este camino no me las hago. Miro los cielos donde hay un carro de fuego y estrellas que marchan a mi par, hay lanzas misteriosas contra la nada negra que se extiende sobre mi cabeza…
Y ademas hay otra estrella sobre mi. Una pequeña y misteriosa, tímida y oculta, siempre brillando sobre mi. Estrella? Si. Eso dije.

Estrella, dime, Quién eres? Contéstame. Estoy tan solo…
(Viñeta final de "El carro de las estrellas")


Ray Collins escribíó: “Nippur es la voz del hombre y su errar es el vagabundeo sabio que busca lo que muchas veces tenemos en nuestras manos y al perderlo añoramos: la amistad, el calor de la lumbre, el ríspido trago de vino compartido, una ilusión, y lo que para nosotros, hombres de esta latitud y de este tiempo, los iluminados por la Cruz del Sur: el gotear nostálgico de una guitarra”.

El hombre de los ojos negros de luto

Elena disfrutó en plenitud lu vida de su existencia haciendo lo que más le gustaba; pintando. Pero como todo en la vida tiene un fin, y los designios del destino están escritos. Elena fue diagnosticada con una enfermedad terminal y el tiempo de su muerte era evidente. A pesar de su enfermedad, conservaba la lucidez y reconoció el rostro del hombre extraño cuando entró en la habitación del hospital. Su aspecto era el mismo, como siempre, como lo había recordado siempre, desde su infancia y se conservaba como el primer día cuando la vio llegar al mundo. El hombre se acerco hasta su cama y le dijo.

-Elena, ha llegado tu hora.- No tengas miedo, dame tu mano. Soy la muerte y estoy aquí para llevarte conmigo. Todo este tiempo he estado a tu lado, aun en tus sueños nunca me he separado de ti.
¿Acaso no sabias que desde el día de su nacimiento todos los seres humanos sobre la faz de la tierra llevan la muerte a cuestas sobre sus espaldas? Yo tenía escrito en mi libro la tuya, desde el día en que naciste.

Elena permaneció en silencio.
Sonrió, lo cogió de la mano y cerró los ojos.
Hora de la muerte: 23:40 PM.


Dalia Vazquez - (Arte: Morfeo de Neil Gaiman)

Insomnio

La vida dura demasiado poco. No da tiempo a hacer nada.
No hay manera de reunir los suficientes días para enterarte de algo. Te levantas, abrazas a tu novia, desayunas, trabajas, comes, duermes, vas al cine y ni siquiera tienes un momento para leer a Séneca y creerte que todo tiene arreglo en este mundo.
La vida es un instante. No me explico por qué esta noche no se acaba nunca.

Luis Alberto de Cuenca

domingo, 7 de octubre de 2012

Silencios

Silencio del poema fallido, del espejo ausente de las confesiones, de la lengua atascada en el horror.
Silencio del ciego ante un súbito resplandor.
Silencio del ojo hipnotizado por el fuego y del ojo que se escruta a sí mismo hasta el llanto o la intriga.
Silencio de la ropa fuera del muerto, del perro desorientado bajo la noche del eclipse, del barro aprisionado en la vasija.
Silencio del que apunta el arma a un cuerpo de animal o de hombre y silencio cuando guarda el arma viendo cómo el cuerpo de animal o de hombre se detiene, pierde luz, cae.
Silencio de la mirada de lujuria, en tanto que la lengua no murmure corriendo por los labios.
Silencio del humo después de la devastación.
Silencio del que oye un ruido en la noche y permanece inmóvil hasta que el amanecer enciende las luces de la casa.
Silencio del árbol olvidado por el viento, los pájaros, la música del estío y el batir de los insectos nocturnos.
Silencio del odio acorazado en el insomnio.

Eugenio Mandrini (de Conejos en la nieve)