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domingo, 25 de noviembre de 2012

Perdón por esto y por lo que vendrá


Te guardo (si te hace falta) este tonto corazón, y mis ojos de noche siempre con hambre de vos. Y todavía te odio pero casi siempre no.
Creo encontrarte. Sueño encontrarte, porque cierro los ojos y te veo sonriendo. Porque hay noches que iluminan y otras que nos mueren. Porque hay noches que no duermen. Que se empeñan en quedarse diez minutos más en vos.

Me quemás. Todo el día. Vivo en el delirio de poseer tu mirada noche tras noche. Me dolés en los dedos que no te acarician. En estas manos vacías de las tuyas. En esta boca torpe que te nombra y que te busca. En el costado vacío de esta cama que te guarda el lado izquierdo. Se hace ya imposible no sentirse imperfecto, incompleto. Pero falta menos, siempre un día menos, para acompasar mi corazón con el tuyo, para beber de tu piel y escribirte en la espalda con roja sangre esas palabras, que no olvidés que sabés y que yo sé bien que sabés y que no te pienso decir pero que crecen como la mala hierba: "Total parcial... Total general...". Pero no te lo pienso decir, no todavía. Este día solo es día cuando te escucho, la noche empieza cuando la adivino en tus ojos. Y te desnudo, no de ropa, sino de miedos. De ciertas angustias te despojo y te visto de mi tristeza y la pintás del plata de la luna y del oro de tu risa.
Qué siestas, qué descansos ni qué nada. ¿Cómo hago para cerrar los ojos sin verte? ¿De qué manera tan dulcemente cruel me robás el sueño?

Yo sé que no vas a estar cuando llegue. Eso no quita que esté tan solo entre tanta, tanta gente. No puedo evitar sentirme intranquilo y también un completo inútil.
Sé, sin embargo, que te esperan días difíciles. Toda esa libertad tiene su precio. Lo que vendrá es por nosotros. Aunque tarde, de aquí en más somos dos. No queda otra opción (y eso también lo sabés) más que abrazar nuestras vidas. Sin renuncias ni remedio, sin concesiones ni fronteras.
Y vos, por si no lo sabías, hay alguien por acá que te extraña. Quizás el viento te lleve esta caricia.
Ya no hay otro destino para mí. Todas las calles que dan al mundo terminan en vos.

Río Gallegos - Noviembre de 2012

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