Tú me recuerdas el prado de los soñadores
el muro que nos separa del mar, si es de noche
tú me recuerdas sentada, ciertos sentimientos
qué nunca se sabe que traen en las alas
si vivos o muertos si vivos o muertos.
Esto no es una elegía, ni es un romance, ni un verso
más bien una acción de gracias
por darle a mis ansias razón para un beso
una modesta corona encontrada en la aurora.
Tú me recuerdas el mundo de un adolescente
un seminiño asustado, mirando a la gente
un ángel interrogado, un sueño acostado
la maldición, la blasfemia de un continente
y un poco de muerte y un poco de muerte.
Silvio
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