El viejo Matías me miró y sonrió:
- Voy hacia aquella colina, donde hay una casa de piedra, vacía y quemada y llena de recuerdos. Es la casa donde nací.
- Nada queda es ese lugar salvo tristes historias. A que vas allí?
El viejo minero cerró los ojos como quién piensa en algo maravilloso e imposible, en algo demasiado deseado. Luego los abrió, ojos de niño, de esos que siempre buscan el final del arco iris.
- Voy allí a morir en paz.
- Voy hacia aquella colina, donde hay una casa de piedra, vacía y quemada y llena de recuerdos. Es la casa donde nací.
- Nada queda es ese lugar salvo tristes historias. A que vas allí?
El viejo minero cerró los ojos como quién piensa en algo maravilloso e imposible, en algo demasiado deseado. Luego los abrió, ojos de niño, de esos que siempre buscan el final del arco iris.
- Voy allí a morir en paz.
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