Recordar esta historia es extraño, lo sé bien. Extraño también fue vivirla. A veces no sé si la memoria es fiel o si el paso de los años fue tendiendo sus trampas, torciendo y mutilando lo vivido y perdiéndose finalmente sin ecos ni reflejos entre lo que es error y lo que es recuerdo. Las sombras de los años a veces se funden, se unen unas con otras hasta desaparecer en un solo cuerpo sin forma casi. Un núcleo de nada.
Todas las arenas del tiempo han pasado entre nosotros desde entonces. Fue en un pasado que dicen que tuve.
Cuando la gran luna derrama su luz en gotas de plata, me siento a recordar su risa que era como golpes de un viento cálido y de verano. Abrazarla fue abrazar un cuerpo de fuego que se devora y devora a todos los que la rodean.
Por qué buscarla me preguntás? Tal vez para escuchar una voz conocida o para mirarme en un espejo que aún guardara celosamente un reflejo de lo que fuimos, pero eso sería engañarse Ese no soy yo. Ahora si apenas éste que solo alza los ojos hacia el cielo para no ver en qué se ha convertido su camino. Soy ese que tiene a la pupila del sol como único tesoro, como quien tiene un misterio o una maravilla, algo que seguirá estando más allá de mi carne, de mis huesos y hasta de la memoria misma de mi nombre. Y seguiré blanco de luna cómo aquel día, mundos atrás con la soledad dormida en los ojos.
Pero ella no está lejos. A pesar del tiempo ella no está lejos. Ábreme el pecho y la encontrarás, ábreme las venas y la hallarás en mi sangre...
Hay sensaciones sabés, y sentimientos, que son como flores locas. Dementes flores que surgen hasta en los lugares menos esperados. Tanto de nosotros está tan lleno de inútiles gestos, inútiles como regar flores de plástico.
Y vos, a veces roca de hielo, a veces tábano bajo el sol.
Y yo, el viento que pasa sin rozar tu piel, el agua que seca sin saciar tu sed, el fuego que se apaga sin aliviar tu frío. Soy nadie. Apenas un montoncito de espuma, apenas un cosquilleo en los dedos. Puñadito de sueños en mi cuerpo de Quijote, tan absurdo como un bosque de árboles que sangran, con su muerte roja y verde.
Y otra vez buscar ser el castillo de tu mente, el espejo de tu alma, una extraña ciudad donde habiten nostalgia, anhelos, deseos rotos y pérdidas.
Y otra vez el miedo a solamente odiarte por perderte.
Vete miedo, vete…
Lo único que lamento, ya ves, es que tengas una vida sola. Tendrías que tener mil vidas, para arrancártelas una por una.
Esta noche y las que sigan quiero asesinar todas las canciones que me recuerden a vos. Tantas canciones me recuerdan a vos. Por eso escribo de noche y solo, así bebo la nostalgia sin hielo y a sorbos largos.
Pensé en llevarme algo, un recuerdo, una mirada, mis pulmones llenos del aire de tu perfume. Pero es inútil luchar contra lo inevitable con burdos fetiches. Desde entonces te llevo fundida en los ojos, como dos nidos de luz.
Pd: Pero me gusta pensar en vos desde que pienso.
Río Gallegos - Diciembre de 2010.
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