Siempre es terrible ver a un hombre que se cree absoluta y seguramente solo, pues hay en él algo trágico, quizás hasta de sagrado, y a la vez de horrendo y vergonzoso. Siempre – decía - llevamos una máscara, una máscara que nunca es la misma sino que cambia para cada uno de los papeles que tenemos asignados en la vida: la del profesor, la del amante, la del intelectual, la del marido engañado, la del héroe, la del hermano cariñoso. Pero, ¿qué máscara nos ponemos o qué máscara nos queda cuando estamos en soledad, cuando creemos que nadie, nadie, nos observa, nos controla, nos escucha, nos exige, nos suplica, nos intima, nos ataca? Acaso el carácter sagrado de ese instante se deba a que el hombre está entonces frente a la Divinidad, o por lo menos ante su propia e implacable conciencia. Y tal vez nadie perdone el ser sorprendido en esa última y esencial desnudez de su rostro, la más terrible y la más esencial de las desnudeces, porque muestra el alma sin defensa...
Ernesto Sábato.
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domingo, 26 de diciembre de 2010
Noticias (desde Argentina)
Luis Sabini se salvó. Pudo salir del país. Había desaparecido a fines del 75 y al mes ya supimos que lo habían metido preso. De Haroldo Conti no hay rastros. A Juan Gelman lo fueron a buscar a su casa de Buenos Aires. Como no estaba, se llevaron a los hijos. La hija apareció unos días después. Del hijo no se sabe nada. La policía dice que no lo tiene; los militares dicen que tampoco. Juan iba a ser abuelo. La nuera, embarazada, también desapareció. El Cacho Paoletti, que nos enviaba textos desde La Rioja, fue torturado y sigue preso. Otros escritores que publicaban en la revista: Paco Urondo acribillado, tiempo atrás, en Mendoza; Antonio Di Benedetto en la cárcel; Rodolfo Walsh desapareció. En vísperas de su propio secuestro, Rodolfo envió una carta denunciando que las Tres A son hoy las Tres Armas, "la fuente misma del terror que ha perdido el rumbo y sólo puede balbucear el discurso de la muerte" .
Eduardo Galeano - Días y noches de amor y guerra.
Eduardo Galeano - Días y noches de amor y guerra.
martes, 21 de diciembre de 2010
Noches de fuego y desvelo (Fragmentos)
"Soy sin rostro, sin nombre soy, no hay pasado tras mío y evidentemente nadie apuesta un quinto a mi futuro. Nadie soy. ¿Qué deseo? Todo lo que un instante permita sin el muro del tiempo. Todo lo que no aten promesas e hipotecas. Todo, piel lejana. Todo, es decir, un recuerdo."
"Soy Merlín, el último mago, y estoy aquí porque tengo que aprender de usted la magia mejor, la que en su mirada brilla, la que se esconde en algún lugar de si cuerpo. Soy Merlín, el último mago, y he de recorrer todo su cuerpo, todo, todo hasta encontrarla, hasta encontrarme. Deme pues su venia, señora mía, que yo sabré ser sombra de su luz."
"Soy Merlín, el último mago, y estoy aquí porque tengo que aprender de usted la magia mejor, la que en su mirada brilla, la que se esconde en algún lugar de si cuerpo. Soy Merlín, el último mago, y he de recorrer todo su cuerpo, todo, todo hasta encontrarla, hasta encontrarme. Deme pues su venia, señora mía, que yo sabré ser sombra de su luz."
Subcomandante Marcos - 2007
domingo, 19 de diciembre de 2010
De mi no existencia en las calles.
Mierda. Otra noche más que se termina, que se escurre entre los dedos, si es que pudiera.
“Otro día más viejo” decía el viejo Jacinto. Eso lo decía cada vez que se despertaba en el mismo banco despintado de la placita, hasta un día que ya no tuvo necesidad de decirlo. El día en que sus días se detuvieron para siempre y vinieron unos hombres azules a llevarselo y no lo vimos más.
De todas las calles suben bocinas y gritos. La ciudad se niega al descanso nocturno. De arriba me miran los mil ojos brillantes y ciegos de otras tantas ventanas.
Un gorrión desubicado canta y se lamenta ¿Dónde está mi amor? ¿Dónde está mi amor?
Un borracho se duerme recostado en una pila de diarios olvidados. Mejor así, uno menos que no me molestará por un rato.
Después están ellos, los verdaderos dueños de la calle, los que están siempre, los que siempre están. En las esquinas vendiendo estampitas, en los semáforos pidiendo monedas o lavando parabrisas, en los cordones sucios de la calle aspirando porquería. Los niños-duendes de la ciudad, los que nadie ve. Los pobres que de tan pobres ni nombre tienen. Que de tan pobres se lo tienen que inventar. Los abandonados, los invisibles, los mendigos, los ladrones, los malditos. Esos pequeños a veces crueles, a veces cariño puro y salvaje pero que siempre llevan la huella de una irremediable tristeza como una segunda piel. Benditos sean por su corazón deshecho.
Pero a mí no me pongás nombres. No existo. Soy la sombra del aire. Soy el peso de una nube, soy el grito de las piedras. Soy no lo escrito. Soy nada.
Las nubes alertan la tormenta, como las olas negras de un mar imposible en el cielo. Mirá vos. Y hay gente sin embargo que dice que el mar es tan hermoso…
Pero nada de eso me importa ahora. Dentro de un rato apenas, cuando el implacable disco del sol se levante y me despierte, seguiré siendo un simple perro callejero.
Y si nada de eso me importa ¿Alguien puede decirme por qué estoy llorando bajo la lluvia?
El gorrión me pregunta una vez más ¿Dónde está mi amor? ¿Dónde está mi amor?
Río Gallegos - Diciembre de 2010.
“Otro día más viejo” decía el viejo Jacinto. Eso lo decía cada vez que se despertaba en el mismo banco despintado de la placita, hasta un día que ya no tuvo necesidad de decirlo. El día en que sus días se detuvieron para siempre y vinieron unos hombres azules a llevarselo y no lo vimos más.
De todas las calles suben bocinas y gritos. La ciudad se niega al descanso nocturno. De arriba me miran los mil ojos brillantes y ciegos de otras tantas ventanas.
Un gorrión desubicado canta y se lamenta ¿Dónde está mi amor? ¿Dónde está mi amor?
Un borracho se duerme recostado en una pila de diarios olvidados. Mejor así, uno menos que no me molestará por un rato.
Después están ellos, los verdaderos dueños de la calle, los que están siempre, los que siempre están. En las esquinas vendiendo estampitas, en los semáforos pidiendo monedas o lavando parabrisas, en los cordones sucios de la calle aspirando porquería. Los niños-duendes de la ciudad, los que nadie ve. Los pobres que de tan pobres ni nombre tienen. Que de tan pobres se lo tienen que inventar. Los abandonados, los invisibles, los mendigos, los ladrones, los malditos. Esos pequeños a veces crueles, a veces cariño puro y salvaje pero que siempre llevan la huella de una irremediable tristeza como una segunda piel. Benditos sean por su corazón deshecho.
Pero a mí no me pongás nombres. No existo. Soy la sombra del aire. Soy el peso de una nube, soy el grito de las piedras. Soy no lo escrito. Soy nada.
Las nubes alertan la tormenta, como las olas negras de un mar imposible en el cielo. Mirá vos. Y hay gente sin embargo que dice que el mar es tan hermoso…
Pero nada de eso me importa ahora. Dentro de un rato apenas, cuando el implacable disco del sol se levante y me despierte, seguiré siendo un simple perro callejero.
Y si nada de eso me importa ¿Alguien puede decirme por qué estoy llorando bajo la lluvia?
El gorrión me pregunta una vez más ¿Dónde está mi amor? ¿Dónde está mi amor?
Río Gallegos - Diciembre de 2010.
Ella se siente a veces...
Ella se siente a veces
como cosa olvidada
en el rincón oscuro de la casa,
como fruto devorado adentro
por los pájaros rapaces,
como sombra sin rostro y sin peso.
Su presencia es apenas
vibración leve en el aire inmóvil.
Siente que la traspasan las miradas
y que se vuelve niebla
entre los torpes brazos
que intentan circundarla.
Quisiera ser siquiera una naranja jugosa
en la mano de un niño -no corteza vacía-
una imagen que brilla en el espejo
-no sombra que se esfuma-
y una voz clara -no pesado silencio-
alguna vez escuchada.
Alaíde Foppa.
Poeta española nacida en 1914, adoptó la ciudadanía guatemalteca y por razones políticas debió exiliarse en México. De regreso a Guatemala, en 1980 fué detenida y desaparecida por la dictadura de Romeo García. Sus restos nunca fueron encontrados.
Chau Número Tres
con tus puestas de sol y tus amaneceres.
sembrando tu confianza te dejo junto al mundo
derrotando imposibles, segura sin seguro.
Te dejo frente al mar descifrándote sola
sin mi pregunta a ciegas, sin mi respuesta rota.
Te dejo sin mis dudas pobres y malheridas
sin mis inmadureces, sin mi veteranía.Pero tampoco creas a pie juntillas todo
no creas, nunca creas este falso abandono.
Estaré donde menos lo esperes
por ejemplo en un árbol añoso de oscuros cabeceos.
Estaré en un lejano horizonte sin horas
en la huella del tacto, en tu sombra y mi sombra.
Estaré repartido en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás y enseguida te siguen.
Y ojalá pueda estar de tu sueño en la red
esperando tus ojos y mirándote.
Mario Benedetti.
jueves, 16 de diciembre de 2010
Los policías y los guardias (Fragmento)
Siempre vieron al pueblo
como un montón de espaldas que corrían para allá,
como un campo para dejar caer con odio los garrotes.
Siempre vieron al pueblo como el ojo de afinar la puntería
y entre el pueblo y el ojo, la mira de la pistola o la del fusil.
Un día ellos también fueron pueblo
pero con la excusa del hambre y del desempleo
aceptaron un arma, un garrote y un sueldo mensual
para defender a los hambreados y a los desempleadores.
Y entonces era de apretar el gatillo
y las balas iban de la orilla de los policías y los guardias
contra la orilla del pueblo, así iban siempre
de allá para acá y el pueblo caía desangrándose
semana tras semana, año tras año
quebrantado de huesos, lloraba por los ojos
de las mujeres y los niños, huía de espanto
dejaba de ser pueblo para ser tropel en guinda
desaparecía en forma de cada quién que se salvó
para su casa y luego nada más,
soló los bomberos lavaban la sangre de las calles.
Siempre vieron al pueblo
crispado en el cuarto de las torturas
colgado, apaleado, fracturado,
tumefacto, asfixiado, violado
pinchado con agujas en los oídos y los ojos
electrificado, ahogado en orines y mierda
escupido, arrastrado, echando espumitas de humo
sus últimos restos en el infierno de la cal viva.
El hecho es que los policías y los guardias
siempre vieron al pueblo de allá para áca
y las balas sólo caminanba de allá para acá.
Que lo piensen mucho
que ellos mismos decidan si es demasiado tarde
para buscar la orilla del pueblo y disparar desde allí
codo a codo junto a nosotros.
Que lo piensen mucho pero entre tanto
que no se muestren sorprendidos
ni mucho menos pongan cara de ofendidos
hoy que ya algunas balas
comienzan a llegarles desde este lado
donde sigue estando el mismo pueblo de siempre
sólo que a estas alturas ya viene de pecho
y trae cada vez más fusiles.
Roque Dalton
Poeta, ensayista y novelista nacido en San Salvador.
Fusilado el 10 de mayo de 1975 por sus propios compañeros del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), bajo la falsa acusación de ser espía de la C.I.A. y de la inteligencia cubana.
como un montón de espaldas que corrían para allá,
como un campo para dejar caer con odio los garrotes.
Siempre vieron al pueblo como el ojo de afinar la puntería
y entre el pueblo y el ojo, la mira de la pistola o la del fusil.
Un día ellos también fueron pueblo
pero con la excusa del hambre y del desempleo
aceptaron un arma, un garrote y un sueldo mensual
para defender a los hambreados y a los desempleadores.
Y entonces era de apretar el gatillo
y las balas iban de la orilla de los policías y los guardias
contra la orilla del pueblo, así iban siempre
de allá para acá y el pueblo caía desangrándose
semana tras semana, año tras año
quebrantado de huesos, lloraba por los ojos
de las mujeres y los niños, huía de espanto
dejaba de ser pueblo para ser tropel en guinda
desaparecía en forma de cada quién que se salvó
para su casa y luego nada más,
soló los bomberos lavaban la sangre de las calles.
Siempre vieron al pueblo
crispado en el cuarto de las torturas
colgado, apaleado, fracturado,
tumefacto, asfixiado, violado
pinchado con agujas en los oídos y los ojos
electrificado, ahogado en orines y mierda
escupido, arrastrado, echando espumitas de humo
sus últimos restos en el infierno de la cal viva.
El hecho es que los policías y los guardias
siempre vieron al pueblo de allá para áca
y las balas sólo caminanba de allá para acá.
Que lo piensen mucho
que ellos mismos decidan si es demasiado tarde
para buscar la orilla del pueblo y disparar desde allí
codo a codo junto a nosotros.
Que lo piensen mucho pero entre tanto
que no se muestren sorprendidos
ni mucho menos pongan cara de ofendidos
hoy que ya algunas balas
comienzan a llegarles desde este lado
donde sigue estando el mismo pueblo de siempre
sólo que a estas alturas ya viene de pecho
y trae cada vez más fusiles.
Roque Dalton
Poeta, ensayista y novelista nacido en San Salvador.
Fusilado el 10 de mayo de 1975 por sus propios compañeros del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), bajo la falsa acusación de ser espía de la C.I.A. y de la inteligencia cubana.
miércoles, 15 de diciembre de 2010
Epístola de San Pablo a los Mayas, Incas y Aztecas
Tendréis que esperar.
Errar en sombras.
Renacer en toscos cielos de jaspe y herrumbre.
Pero en el décimoquinto siglo de nuestra era
Vuestros templos de oro atravesarán el mar.
Todo vigor será castrado.
Cada amanecer será pecado mortal.
Diezmaremos vuestro pueblo.
Los que se salven serán bautizados.
(Extraído de Visión de los Hijos del Mal)
Miguel Angel Bustos (1932 – 1976)
Escritor, dibujante y periodista de estremecedora lucidez y ternura. Entre 1960 y durantte tres años viajó por el norte del país, Brasil, Bolivia y Perú. De regreso, fue internado en el neuropsiquiátrico Borda, donde conoció al poeta Jacobo Fijman, ocupante durante veintitantos años de la cama número 13. Publicó cinco libros de poemas, de los cuales cuatro fueron ilustrados por él.
Militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores, fue secuestrado a fines de mayo 1976 por un grupo paramilitar, convirtiéndose así en una más de las víctimas de la última dictadura militar. No hay testimonio de su paso por ningún centro clandestino de detención.
Militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores, fue secuestrado a fines de mayo 1976 por un grupo paramilitar, convirtiéndose así en una más de las víctimas de la última dictadura militar. No hay testimonio de su paso por ningún centro clandestino de detención.
En 1998 se editó una selección de poemas de su obra titulada Despedida de los ángeles, realizada por la Editorial Libros de Tierra Firme.
domingo, 12 de diciembre de 2010
Delia Elena San Marco.
Nos despedimos en una de las esquinas del Once. Desde la otra vereda volví a mirar; usted se había dado vuelta y me dijo adiós con la mano. Un río de vehículos y de gente corría entre nosotros; eran las cinco de una tarde cualquiera; cómo iba yo a saber que aquel río era el triste Aqueronte, el insuperable.
Ya no nos vimos y un año después usted había muerto.
Y ahora yo busco esa memoria y la miro y pienso que era falsa y que detrás de la despedida trivial estaba la infinita separación.Anoche no salí después de comer y releí, para comprender estas cosas, la última enseñanza que Platón pone en boca de su maestro. Leí que el alma puede huir cuando muere la carne.
Y ahora no sé si la verdad está en la aciaga interpretación ulterior o en la despedida inocente.
Porque si no mueren las almas, está muy bien que en sus despedidas no haya énfasis. Decirse adiós es negar la separación, es decir: Hoy jugamos a separarnos pero nos veremos mañana. Los hombres inventaron el adiós porque se saben de algún modo inmortales, aunque se juzguen contingentes y efímeros.
Porque si no mueren las almas, está muy bien que en sus despedidas no haya énfasis. Decirse adiós es negar la separación, es decir: Hoy jugamos a separarnos pero nos veremos mañana. Los hombres inventaron el adiós porque se saben de algún modo inmortales, aunque se juzguen contingentes y efímeros.
Delia: alguna vez anudaremos ¿junto a qué río? este diálogo incierto y nos preguntaremos si alguna vez, en una ciudad que se perdía en una llanura, fuimos Borges y Delia.
Jorge Luis Borges - El Hacedor
viernes, 10 de diciembre de 2010
Certificado de existencia.
Ah ¿quién me salvará de existir?
Fernando Pessoa.
Dijo el fulano presuntuoso
- Hoy en el consulado
obtuve el habitual
certificado de existencia.
Consta aquí que estoy vivo
de manera que basta de calumnias.
Este papel soberbio, irrefutable
atestigua que existo.
Si me enfrento al espejo
y mi rostro no está
aguantaré sereno, despejado.
¿No llevo acaso en la cartera
mi recién adquirido
mi flamante certificado de existencia?
Vivir después de todo
no es tan fundamental.
Lo importante es que alguien
debidamente autorizado
certifique que uno
probadamente existe.
Cuando abro el diario y leo
mi propia necrológica
me apena que no sepan
que estoy en condiciones
de mostrar dondequiera y a quien sea
un vigente, prolijo y minucioso
certificado de existencia.
Existo, luego pienso.
¿Cuántos zutanos andan por la calle
creyendo que están vivos
cuando en rigor carecen del genuino
irremplazable, soberano
certificado de existencia?
Mario Benedetti..
Fernando Pessoa.
Dijo el fulano presuntuoso
- Hoy en el consulado
obtuve el habitual
certificado de existencia.
Consta aquí que estoy vivo
de manera que basta de calumnias.
Este papel soberbio, irrefutable
atestigua que existo.
Si me enfrento al espejo
y mi rostro no está
aguantaré sereno, despejado.
¿No llevo acaso en la cartera
mi recién adquirido
mi flamante certificado de existencia?
Vivir después de todo
no es tan fundamental.
Lo importante es que alguien
debidamente autorizado
certifique que uno
probadamente existe.
Cuando abro el diario y leo
mi propia necrológica
me apena que no sepan
que estoy en condiciones
de mostrar dondequiera y a quien sea
un vigente, prolijo y minucioso
certificado de existencia.
Existo, luego pienso.
¿Cuántos zutanos andan por la calle
creyendo que están vivos
cuando en rigor carecen del genuino
irremplazable, soberano
certificado de existencia?
Mario Benedetti..
miércoles, 8 de diciembre de 2010
Estados de ánimo
Unas veces me siento como pobre colina
y otras como montaña de cumbres repetidas.
Unas veces me siento como un acantilado
y en otras como un cielo azul pero lejano.
A veces uno es manantial entre rocas
y otras veces un árbol con las últimas hojas.
Pero hoy me siento apenas como laguna insomne
con un embarcadero ya sin embarcaciones,
una laguna verde inmóvil y paciente
conforme con sus algas, sus musgos y sus peces
sereno en mi confianza, confiando en que una tarde
te acerques y te mires, te mires al mirarme.
Mario Benedetti.
y otras como montaña de cumbres repetidas.
Unas veces me siento como un acantilado
y en otras como un cielo azul pero lejano.
A veces uno es manantial entre rocas
y otras veces un árbol con las últimas hojas.
Pero hoy me siento apenas como laguna insomne
con un embarcadero ya sin embarcaciones,
una laguna verde inmóvil y paciente
conforme con sus algas, sus musgos y sus peces
sereno en mi confianza, confiando en que una tarde
te acerques y te mires, te mires al mirarme.
Mario Benedetti.
Sincera - La Mancha de Rolando
Argentina, año 2005.
"...Carla V, hija de un militar represor, profundamente deprimida, decide quitarse la vida luego de leer el libro "Nunca más", en donde se relatan los crímenes de lesa humanidad cometidos por su padre durante la última dictadura militar..."
(Extraído del álbum Espíritu, Tocka Discos, 2006)
martes, 7 de diciembre de 2010
De la demencia de las flores.
Recordar esta historia es extraño, lo sé bien. Extraño también fue vivirla. A veces no sé si la memoria es fiel o si el paso de los años fue tendiendo sus trampas, torciendo y mutilando lo vivido y perdiéndose finalmente sin ecos ni reflejos entre lo que es error y lo que es recuerdo. Las sombras de los años a veces se funden, se unen unas con otras hasta desaparecer en un solo cuerpo sin forma casi. Un núcleo de nada.
Todas las arenas del tiempo han pasado entre nosotros desde entonces. Fue en un pasado que dicen que tuve.
Cuando la gran luna derrama su luz en gotas de plata, me siento a recordar su risa que era como golpes de un viento cálido y de verano. Abrazarla fue abrazar un cuerpo de fuego que se devora y devora a todos los que la rodean.
Por qué buscarla me preguntás? Tal vez para escuchar una voz conocida o para mirarme en un espejo que aún guardara celosamente un reflejo de lo que fuimos, pero eso sería engañarse Ese no soy yo. Ahora si apenas éste que solo alza los ojos hacia el cielo para no ver en qué se ha convertido su camino. Soy ese que tiene a la pupila del sol como único tesoro, como quien tiene un misterio o una maravilla, algo que seguirá estando más allá de mi carne, de mis huesos y hasta de la memoria misma de mi nombre. Y seguiré blanco de luna cómo aquel día, mundos atrás con la soledad dormida en los ojos.
Pero ella no está lejos. A pesar del tiempo ella no está lejos. Ábreme el pecho y la encontrarás, ábreme las venas y la hallarás en mi sangre...
Hay sensaciones sabés, y sentimientos, que son como flores locas. Dementes flores que surgen hasta en los lugares menos esperados. Tanto de nosotros está tan lleno de inútiles gestos, inútiles como regar flores de plástico.
Y vos, a veces roca de hielo, a veces tábano bajo el sol.
Y yo, el viento que pasa sin rozar tu piel, el agua que seca sin saciar tu sed, el fuego que se apaga sin aliviar tu frío. Soy nadie. Apenas un montoncito de espuma, apenas un cosquilleo en los dedos. Puñadito de sueños en mi cuerpo de Quijote, tan absurdo como un bosque de árboles que sangran, con su muerte roja y verde.
Y otra vez buscar ser el castillo de tu mente, el espejo de tu alma, una extraña ciudad donde habiten nostalgia, anhelos, deseos rotos y pérdidas.
Y otra vez el miedo a solamente odiarte por perderte.
Vete miedo, vete…
Lo único que lamento, ya ves, es que tengas una vida sola. Tendrías que tener mil vidas, para arrancártelas una por una.
Esta noche y las que sigan quiero asesinar todas las canciones que me recuerden a vos. Tantas canciones me recuerdan a vos. Por eso escribo de noche y solo, así bebo la nostalgia sin hielo y a sorbos largos.
Pensé en llevarme algo, un recuerdo, una mirada, mis pulmones llenos del aire de tu perfume. Pero es inútil luchar contra lo inevitable con burdos fetiches. Desde entonces te llevo fundida en los ojos, como dos nidos de luz.
Pd: Pero me gusta pensar en vos desde que pienso.
Río Gallegos - Diciembre de 2010.
Todas las arenas del tiempo han pasado entre nosotros desde entonces. Fue en un pasado que dicen que tuve.
Cuando la gran luna derrama su luz en gotas de plata, me siento a recordar su risa que era como golpes de un viento cálido y de verano. Abrazarla fue abrazar un cuerpo de fuego que se devora y devora a todos los que la rodean.
Por qué buscarla me preguntás? Tal vez para escuchar una voz conocida o para mirarme en un espejo que aún guardara celosamente un reflejo de lo que fuimos, pero eso sería engañarse Ese no soy yo. Ahora si apenas éste que solo alza los ojos hacia el cielo para no ver en qué se ha convertido su camino. Soy ese que tiene a la pupila del sol como único tesoro, como quien tiene un misterio o una maravilla, algo que seguirá estando más allá de mi carne, de mis huesos y hasta de la memoria misma de mi nombre. Y seguiré blanco de luna cómo aquel día, mundos atrás con la soledad dormida en los ojos.
Pero ella no está lejos. A pesar del tiempo ella no está lejos. Ábreme el pecho y la encontrarás, ábreme las venas y la hallarás en mi sangre...
Hay sensaciones sabés, y sentimientos, que son como flores locas. Dementes flores que surgen hasta en los lugares menos esperados. Tanto de nosotros está tan lleno de inútiles gestos, inútiles como regar flores de plástico.
Y vos, a veces roca de hielo, a veces tábano bajo el sol.
Y yo, el viento que pasa sin rozar tu piel, el agua que seca sin saciar tu sed, el fuego que se apaga sin aliviar tu frío. Soy nadie. Apenas un montoncito de espuma, apenas un cosquilleo en los dedos. Puñadito de sueños en mi cuerpo de Quijote, tan absurdo como un bosque de árboles que sangran, con su muerte roja y verde.
Y otra vez buscar ser el castillo de tu mente, el espejo de tu alma, una extraña ciudad donde habiten nostalgia, anhelos, deseos rotos y pérdidas.
Y otra vez el miedo a solamente odiarte por perderte.
Vete miedo, vete…
Lo único que lamento, ya ves, es que tengas una vida sola. Tendrías que tener mil vidas, para arrancártelas una por una.
Esta noche y las que sigan quiero asesinar todas las canciones que me recuerden a vos. Tantas canciones me recuerdan a vos. Por eso escribo de noche y solo, así bebo la nostalgia sin hielo y a sorbos largos.
Pensé en llevarme algo, un recuerdo, una mirada, mis pulmones llenos del aire de tu perfume. Pero es inútil luchar contra lo inevitable con burdos fetiches. Desde entonces te llevo fundida en los ojos, como dos nidos de luz.
Pd: Pero me gusta pensar en vos desde que pienso.
Río Gallegos - Diciembre de 2010.
El miedo global.
Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo.
Y los que no trabajan tienen miedo
de no encontrar nunca trabajo.
Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida.
Los automovilistas tienen miedo a caminar
y los peatones tienen miedo de ser atropellados.
La democracia tiene miedo de recordar
y el lenguaje tiene miedo de decir.
Los civiles tienen miedo a los militares.
Los militares tienen miedo a la falta de armas.
Las armas tienen miedo a la falta de guerra.
Es el tiempo del miedo.
Miedo de la mujer a la violencia del hombre
y miedo del hombre a la mujer sin miedo.
Miedo a los ladrones y miedo a la policía.
Miedo a la puerta sin cerradura.
Al tiempo sin relojes, al niño sin televisión.
Miedo a la noche sin pastillas para dormir
y a la mañana sin pastillas para despertar.
Miedo a la soledad y miedo a la multitud.
Miedo a lo que fue, miedo a lo que será.
Miedo de morir, miedo de vivir.
Eduardo Galeano.
Y los que no trabajan tienen miedo
de no encontrar nunca trabajo.
Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida.
Los automovilistas tienen miedo a caminar
y los peatones tienen miedo de ser atropellados.
La democracia tiene miedo de recordar
y el lenguaje tiene miedo de decir.
Los civiles tienen miedo a los militares.
Los militares tienen miedo a la falta de armas.
Las armas tienen miedo a la falta de guerra.
Es el tiempo del miedo.
Miedo de la mujer a la violencia del hombre
y miedo del hombre a la mujer sin miedo.
Miedo a los ladrones y miedo a la policía.
Miedo a la puerta sin cerradura.
Al tiempo sin relojes, al niño sin televisión.
Miedo a la noche sin pastillas para dormir
y a la mañana sin pastillas para despertar.
Miedo a la soledad y miedo a la multitud.
Miedo a lo que fue, miedo a lo que será.
Miedo de morir, miedo de vivir.
Eduardo Galeano.
lunes, 6 de diciembre de 2010
Aprendiendo
Después de un tiempo,
uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano
y encadenar un alma,
y uno aprende que el amor
no significa acostarse
y una compañía no significa seguridad
y uno empieza a aprender.
Que los besos no son contratos
y los regalos no son promesas
y uno empieza a aceptar sus derrotas
con la cabeza alta y los ojos abiertos
y uno aprende a construir
todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana
es demasiado inseguro para planes
y los futuros tienen una forma
de caerse en la mitad.
Y después de un tiempo
uno aprende que si es demasiado,
hasta el calorcito del sol quema.
Así que uno planta su propio jardín
y decora su propia alma, en lugar
de esperar a que alguien le traiga flores.
Y uno aprende que realmente puede aguantar,
que uno realmente es fuerte,
que uno realmente vale,
y uno aprende y aprende...
y con cada día uno aprende.
Jorge Luis Borges.
uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano
y encadenar un alma,
y uno aprende que el amor
no significa acostarse
y una compañía no significa seguridad
y uno empieza a aprender.
Que los besos no son contratos
y los regalos no son promesas
y uno empieza a aceptar sus derrotas
con la cabeza alta y los ojos abiertos
y uno aprende a construir
todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana
es demasiado inseguro para planes
y los futuros tienen una forma
de caerse en la mitad.
Y después de un tiempo
uno aprende que si es demasiado,
hasta el calorcito del sol quema.
Así que uno planta su propio jardín
y decora su propia alma, en lugar
de esperar a que alguien le traiga flores.
Y uno aprende que realmente puede aguantar,
que uno realmente es fuerte,
que uno realmente vale,
y uno aprende y aprende...
y con cada día uno aprende.
Jorge Luis Borges.
Carta III (del Libro de Alienaciones)
Nunca sabré de ti, y eso lo supe
desde el primer encuentro.
Esta certeza tiene tanta fuerza
que es como si tuviera noticias tuyas
a cada momento.
Clara Janes - 1980
desde el primer encuentro.
Esta certeza tiene tanta fuerza
que es como si tuviera noticias tuyas
a cada momento.
Clara Janes - 1980
Viceversa
Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte.
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte.
Tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte.
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte.
Tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oírte.
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oírte.
O sea, resumiendo
estoy jodido y radiante
quizá más lo primero
que lo segundo
y también viceversa.
estoy jodido y radiante
quizá más lo primero
que lo segundo
y también viceversa.
Mario Benedetti
jueves, 2 de diciembre de 2010
Maldigo del alto cielo.
Maldigo del alto cielo la estrella con su reflejo,
maldigo los azulejos destellos del arroyuelo,
maldigo del bajo suel la piedra con su contorno,
maldigo el fuego del horno porque mi alma está de luto,
maldigo los estatutos del tiempo con sus bochornos,
cuánto será mi dolor.
Maldigo la cordillera de los Andes y La Costa, maldigo, señor, la angosta y larga faja de tierra, también la paz y la guerra, lo franco y lo veleidoso, maldigo lo perfumoso porque mi anhelo está muerto,maldigo todo lo cierto y lo falso con lo dudoso, cuánto será mi dolor.
Maldigo la primavera con sus jardines en flor y del otoño el color yo lo maldigo de veras; a la nube pasajera la maldigo tanto y tanto porque me asiste un quebranto maldigo el invierno entero
con el verano embustero maldigo profano y santo,
cuánto será mi dolor.
Maldigo a la solitaria figura de la bandera,
maldigo cualquier emblema,
la Venus y la Araucaria,
el trino de la canaria, el cosmos y sus planetas,
la tierra y todas sus grietas
porque me aqueja un pesar,
maldigo del ancho mar sus puertos y sus caletas,
cuánto será mi dolor.
Maldigo luna y paisaje, los valles y los desiertos,
maldigo muerto por muerto y el vivo de rey a paje,
el ave con su plumaje yo la maldigo a porfía,
las aulas, las sacristías porque me aflige un dolor,
maldigo el vocablo amor con toda su porquería,
cuánto será mi dolor.
Maldigo por fin lo blanco, lo negro con lo amarillo,
obispos y monaguillos, ministros y predicandos
yo los maldigo llorando; lo libre y lo prisionero,
lo dulce y lo pendenciero le pongo mi maldición
en griego y en español por culpa de un traicionero,
cuánto será mi dolor.
Violeta Parra.
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