Aquellos de nosotros que lo conocimos bien hablábamos seguido de él y de las cosas que hizo. Aunque a veces me ponía triste, Andy ya no estaba. Tenía que recordarme a mi mismo que algunas aves no deben estar enjauladas, sus plumas son muy brillantes. Cuando vuelan y se van, la parte de ti que sabe que era un pecado mantenerlo encerrado se alegra, pero igual el lugar en el que estaba se siente tan abandonado y solitario porque ya no están. Creo que sencillamente extraño a mi amigo.
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