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viernes, 14 de febrero de 2014

La leyenda de 1900 (o la leyenda del pianista en el océano) - Fragmento II

- Dentro de tres días cuando lleguemos a Nueva York, abandonaré este barco.
- Me alegro, pero ¿así de repente?
- Tengo que ver algo allí.
- Qué?
- El océano.
- ¿Me estás tomando el pelo? No has visto otra cosa desde que naciste.
- Desde aquí. Quiero verlo desde allí, no es la misma cosa.
- Espera a que atraquemos, asómate por el costado y échale una mirada, es lo mismo.
- No, no es lo mismo. Desde tierra puedes escuchar su voz. No puedes hacerlo desde un barco.
- ¿Qué quieres decir con escuchar su voz?
- Su voz. Su voz es como un gran grito, diciéndote que la vida es inmensa. Una vez que la hayas escuchado, sabes que tienes que hacer para seguir viviendo. Podría quedarme aquí por años pero el mar no me diría nada. Pero si desciendo y vivo en tierra un par de años, sería normal, como todos los demás. Luego un día me iré a la costa, alzaré la vista, veré el océano y lo escucharé gritar.

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