De este modo la conciencia, la conciencia íntima, es el factor decisivo. Decisivo siempre y cuando se trate del yo. Ella da la medida. Cuanto más conciencia hay, mayor es el yo; pues más crece ella, más crece la voluntad; y cuánto mis voluntad existe, más yo habrá. En un hombre sin deseo no existe el yo; pero cuanto más hay en él, también tiene más conciencia de sí mismo.
Sören Kierkegaard
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