¿Por qué la inteligencia nos aleja de la esperanza? ¿Es que no hay en
la vida algo que valga la pena? ¿Es que no hay una gloria cuyo precio no
parezca finalmente abusivo? Quiero apostar, conde Soderini. Tengo dinero,
poder, fuerza y juventud. Dígame por favor en qué debo gastar esta fortuna.
Dígame cuál entre las cosas de este mundo es la más valiosa.
–El amor –dijo el conde–. Sólo existe el amor. Las otras cosas nobles
apenas sirven para dignificarlo. El amor es el que impulsa al artista a buscar
los lenguajes que expresan la belleza. El amor impulsa al héroe a retemplarse
en el riesgo. Y el amor es la respuesta al indagador de secretos, porque es la
explicación de todos los misterios. Es allí, Giuliano, donde debemos gastar
nuestros escudos y nuestros años. Algunos hombres jamás lo encuentran. Para
otros es apenas una estrella fugaz que ilumina un año, un mes, una semana o un
día de sus vidas. Pero ese destello efímero da significado a la existencia
toda. Bienaventurado el que puede sentir en su carne y en su espíritu el fuego
de esa chispa.
Alejandro Dolina
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