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domingo, 5 de agosto de 2012
La Noche del Oráculo
Todo temblaba y se estremecía, se disgregaba en todas direcciones, y durante las primeras semanas me costaba trabajo averiguar dónde acababa mi cuerpo y empezaba el resto del mundo. Me daba contra las paredes y los cubos de basura, me enredaba en las correas de los perros y los papeles que llevaba el viento, tropezaba en las aceras más lisas. Llevaba toda la vida viviendo en Nueva York, pero ya no entendendía ni las calles ni el gentío, y cada vez que salía a una de mis breves excursiones me sentía como perdido en una ciudad desconocida.
Paul Auster
Publicado por
Fulano
en
18:30
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Etiquetas:
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