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domingo, 5 de agosto de 2012

Otto René Castillo (Nada es más invencible que la vida)

Para que los pasos no me lloren, canto.
Para tu rostro fronterizo del alma
que me ha nacido entre las manos:
canto.
Para decir que me has crecido clara
en los huesos amargos de la voz:
canto.
Para que nadie diga: tierra mía!,
con toda la decisión de la nostalgia:
canto.
Por lo que no debe morir, tu pueblo:
canto.


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Vámonos patria a caminar, yo te acompaño.
Yo bajaré los abismos que me digas.
Yo beberé tus cálices amargos.
Yo me quedaré ciego para que tengas ojos.
Yo me quedaré sin voz para que tú cantes.
Yo he de morir para que tú no mueras,
para que emerja tu rostro flameando al horizonte
de cada flor que nazca de mis huesos.
Tiene que ser así, indiscutiblemente.
Ya me cansé de llevar tus lágrimas conmigo.
Ahora quiero caminar contigo, relampagueante.
Acompañarte en tu jornada,
porque soy un hombre del pueblo,
nacido en octubre para la faz del mundo.


Otto René Castillo (1936-1967), poeta guerrillero guatemalteco que compartía la militancia política con las actividades culturales. En 1965 es capturado y mandado al exilio, pero las organizaciones revolucionarias lo nombran representante de Guatemala en el Comité Organizador del Festival Mundial de la Juventud en Argelia. Recorre desde ese interín varios países socialistas de Europa y Cuba, donde permanece algunos meses.
En 1966 regresa clandestinamente a su país para incorporarse a las guerrillas de las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR) donde es nombrado responsable de Propaganda y de Educación del Frente Edgar Ibarra.
Herido en combate y capturado por las fuerzas antiguerrilleras del gobierno de Méndez Montenegro en la Sierra de las Minas junto con su mujer Nora Paiz, también combatiente, es conducido a la base militar de Zacapa donde después de torturado y mutilado es quemado vivo el 17 de marzo de 1967.

Dio a su pueblo su canto y su vida. ¿Qué más puede dar un poeta?

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