A pesar de ti misma,
hay en tus ojos una breve palabra:
enigmática.
No quiero saberla. Me gustas
mirándome de lado, escondida, asustada. Así puedo pensar que huyes de algo,
de mí o de ti, de nada,
de esas tentaciones que dicen
que persiguen a la mujer casada.
Jaime Sabines
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