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viernes, 21 de enero de 2011

No me llames extranjero.


No me llames extranjero,
por que haya nacido lejos,
o por que tenga otro nombre
la tierra de donde vengo.

No me llames extranjero,
por que fue distinto el seno
o por que acunó mi infancia
otro idioma de los cuentos.

No me llames extranjero
si en el amor de una madre,
tuvimos la misma luz
en el canto y en el beso,
con que nos sueñan iguales
las madres contra su pecho.

No me llames extranjero,
ni pienses de donde vengo,
mejor saber donde vamos,
adonde nos lleva el tiempo.

No me llames extranjero,
por que tu pan y tu fuego,
calman mi hambre y mi frío,
y me cobija tu techo.

No me llames extranjero
que es una palabra triste,
que es una palabra helada
huele a olvido y a destierro.

No me llames extranjero
mira tu niño y el mío
como corren de la mano
hasta el final del sendero.

No me llames extranjero,
mírame bien a los ojos,
mucho más allá del odio,
del egoísmo y del miedo,
y verás que soy un hombre,
no puedo ser extranjero.

Alberto Cortés.

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