¿Así que yo hubiera sido el único en no levantar la mano? ¿Yo soy el único justo? Qué va, no encontré en mí mismo ninguna garantía de que fuese mejor que los demás ¿pero qué se desprende de eso para mi relación con los demás? La conciencia de mi propia miseria no me reconcilia en lo más mínimo con la miseria de los demás. Me repele que la gente se sienta hermanada cuando ve en los otros una bajeza similar a la suya. No anhelo ese tipo de hermandad viscosa.
Kundera