Después de sus 
remolinos o sus silencios, después de estar sostenido con todos esos gestos 
desinteresados que eran nuestros, nada más que nuestros. Después de los 
sacrificios y los abandonos, después de los inviernos por la ventana, alcanzados 
por la nieve de nuestros exilios. Ya después, nos vimos compañeros en la fatiga, 
en otros anhelos. Como si el tiempo no hubiera dado tregua, y en cambio, hubiese 
marcado cada acontecimiento en nuestros rostros. Fue después del frío, cuando ya 
las fotografías no venían con tantas historias ni exóticas fragancias de 
aquellos mares en donde nada ha sido descubierto. Fue después de todo tierno 
recorrido por los cuerpos encontrados. Fue después de todo, absolutamente de 
todo. Fernando Van Lacke
No hay comentarios:
Publicar un comentario