Yo llamé a los verdugos para morir mordiendo la culata de sus fusiles. Invoqué a las plagas, para sofocarme con sangre, con arena. El infortunio fue mi dios. Yo me he tendido cuan largo era en el barro. Me he secado en la ráfaga del crimen. Y le he jugado malas pasadas a la locura.
"Tú seguirás siendo una hiena", declara el demonio que me coronó con tan amables amapolas. "Gana la muerte con todos tus apetitos y con tu egoísmo y con todos los pecados capitales."
Jean Arthur Rimbaud
No hay comentarios:
Publicar un comentario