Atrás queda parte de mi vida, atrás. Adelante está solo mi viejo y mudo amigo, el horizonte, no muy querido y nunca alcanzado.
A costa de las heridas y los años y otros traidores aún me esfuerzo (desesperada y ya inútilmente) en encerrar un alma dentro de esta piel gastada, buscando libertad y un espacio abierto más allá de tu última frontera.
Solo soy un recipiente que contiene los recuerdos de quienes ya se fueron, de quienes ya no tienen ni donde guardarlos. Te puede dar la impresión de que no pierdo nunca. Pero pierdo... y mucho.
La soledad no entiende razones, se mete entre la piel y la carne y carcome el espíritu, lo erosiona como un mal viento.
Tengo el alma cargada con mis sueños y mis sombras. Dispararé a matar cuando te encuentre.
Amigo que me escuchas (o que me lees) cuidate de esos caminos que se muestran como ilusiones y que nos atrapan y se meten dentro nuestro hasta que no somos más que uno y que sin aviso nos abandonan en la mayor de las soledades siguiendo nuestra marcha a ninguna parte, nuestro viaje a ningún lugar.
Río Gallegos - Mayo 2011
Río Gallegos - Mayo 2011
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