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domingo, 21 de abril de 2013

En un cansado territorio de palabras

Arte urbano - Galpón de la ex-YPF - Costanera de Río Gallegos
Soy todo y soy nada. No existe cada parte de mí, no-exis-to, solo existe lo que creo como testigo de lo irreal, de las renuncias y las entregas, como aquello que yo creo porque así fue nombrado. Tres pasos hacia la calle, desayunar un cigarro, el tiempo apenas de un suspirar profundo, el lento parpadeo a veces al despertarme, tu espalda siempre como primer signo de que no fue un sueño.
Hoy he vuelto con la lluvia. Hoy vuelvo a navegar la noche Volar, expresar, explotar. No se puede tomar nada más, ¿hasta dónde uno es capaz de hundirse? ¿Hasta dónde sentir todos los disparos directos al pecho? Amamos solo para poder poseer, solo para después poder destruirlo. Armamos (lo que sea) para aplastarlo con la furia que creemos poseer, condenados para siempre por salvar nuestro orgullo. Punto final a la existencia.
Devoramos sin piedad los sentimientos de los demás solo para justificar nuestra  absoluta falta de todo. Hasta del hartazgo,  la desidia, la derrota, las batallas qué nunca nadie entendió. Fatigados, ya no soportamos que sepan quienes somos porque ni siquiera nosotros lo sabemos. Tan débiles, desdichados, sin corazón. Eso somos.
Si observás bien cada segundo de cada acto de cada cosa que hago, pienso y siento mucho más. En cada palabra hay otras dos que no digo. Podrás deducir entonces, si prestás atención a lo minucioso y preciso, lo que se escapa y se esconde. Tengo mucho que perder todavía; mucho que se me va, que se transforma. Tengo ¿fé? en las cosas venideras, aunque no apuesto en esperanzas ni pongo las manos en el fuego, conciente de los fracasos, sin caer en ilusiones, pero lejos aún de las realidades. 
El destino - no sé si es, pero se le parece - quizás ayude a mantenerme en pie, como hijo dilecto de mi propia miopía y negligencia, léase piadosamente indiferencia.
Sé que hay cosas buenas que me esperan; con mis defectos yo camino siempre hacia adelante, con tus virtudes me curo las heridas.

Gracias a vos (o por tu culpa) mi soledad seguirá de luto por un buen, largo, interminable, irrenunciable tiempo. Esta vez dejaré que el tablero me patee a mí.

Río Gallegos - Abril de 2013.

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