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viernes, 4 de febrero de 2011

De mares y de sueños.

La muerte es un humo danzando en nubes en el bar. Nubes. Nubes sobre la ajada foto de un cielo en primavera. Hay nubes en la foto, es cierto, pero vos sabés que ya no va a llover. Solo queda ese sálvese quien pueda cotidiano. Lo verdaderamente humano está en los límites de esta intolerable ciudad. Esta ciudad que se cobra su salario de miedo mezquino, enfermo miedo. Paranoico miedo.
Esta noche transito calles llenas de literatura. No siempre se aprenden cosas. Otras tantas simplemente se olvidan. Otras tantas también se envejece en el recuerdo.
De eso sabíamos bastante. Los dos éramos ya viajeros de muchos caminos. Simplemente dejamos que nuestras sombras apuntaran hacia la misma dirección, allí donde la poesía convertía a los sombreros en flores, superponiendo tiempos y lugares,  febriles cartas de por medio, simples botellas arrojadas en un mar de gente.
Supe entonces que a su mundo parece sobrarle el cuerpo. Un mundo donde caben todos los mundos del mundo, donde los caminos pertenecen a Machado, no existen sino que se hacen. Un lugar donde pueda ser el pie para un zapato que me espera, una cabeza para un sombrero sin cabeza, el relleno para el dibujo de tiza de un cuerpo en el suelo. La última vuelta del último espiral del último caracol. En lugares como ese siempre se ríe sin alegría. Ella por su parte lloraba un desencuentro.
Toda su vida fue llegando a través de túneles de dolor, como una pesadilla al revés que comienza cuando se va a despertar. Y había un sueño dentro de un sueño y en su mochila cabía un secreto: la única forma de buscar a alguien en sus sueños es adoptando la forma de un pájaro. Ella dormida solamente dice: “Llevame al mar”.
Y me muero en tu ojal y me vivo pensando en vos y todo muta en montañas de agua y amaneceres de oro y veranos olvidados. Tal vez vuelva allí algún día cuando todo termine, todas las etapas sean cubiertas y todos los misterios develados.

Hay veces en que un hombre no puede eludir un destino. El precio de eso fue la soledad más espantosa. Nadie puede seguir un camino tan solitario como la eternidad. ¿Cómo se puede ser tan sombrío a plena luz del sol?2011.

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